En 2022 el contingente de leche en polvo proveniente de EE. UU., que no debe pagar arancel, es de 14.266 toneladas y, a diferencia de 2020 y 2021 cuando los cupos correspondientes se agotaron el 14 y el 22 de enero de los respectivos años, el de 2022 lo hará hacia mediados de mayo. ¿Qué influyó en este último año para que el contingente no se agotará tan rápidamente? La respuesta ya la conocemos: la alta tasa de cambio y el alto precio internacional de la leche.
Pero un examen sobre las importaciones totales registradas en el primer bimestre de este año se observa que se importaron 16.455 toneladas de leche en polvo. Las 2.189 toneladas adicionales del cupo de EEUU fueron colocadas en el mercado nacional por Chile y Bolivia, países que se han convertido en jugadores de importancia pues desde el primero se trajeron 1.742 toneladas mientras que desde el segundo 1.219 toneladas.
Realmente llama la atención que el 7% de la leche en polvo importada esté trayéndose desde Bolivia. Claro, la cercanía logística y el que haga parte de la Comunidad Andina de Naciones – CAN da facilidades al comercio internacional.
Pero vale la pena profundizar por qué un país con un tercio de nuestro hato ganadero y un nivel de producción de leche que es una treceava parte de la nuestra, según los datos de la FAO, logra vendernos más de 1.200 toneladas de leche en polvo cuando en el bimestre Colombia tan solo exportó 380 toneladas sumando todos los productos lácteos. ¿Qué están haciendo diferente? ¿hay algo adicional?
De otro lado, también vale la pena tener en cuenta la mayor dinámica de importación que se está teniendo en materia de quesos. Cuando iniciaron los TLC con EE. UU. y UE en 2012 y 2013 respectivamente, la hipótesis industrial era que el problema solo era para el productor pues se reemplazaría parte de la proveeduría domestica de materia prima por importada.
Nuestra hipótesis, la del sector ganadero, era que además de la afectación al productor primario, la industria también se debería preocupar pues vendrían a competirle de manera directa con productos finales (quesos, yogures, etc.) situación que ya es evidente. En el primer bimestre de 2022 se importaron 19.293 toneladas de leche y derivados de las cuales el 6 % fueron quesos. En 2021, de 60.737 toneladas importadas de lácteos 6.235 correspondieron a quesos, es decir el 10%.
Hay que tener en cuenta que, así como en Colombia el precio del litro de leche pagado al productor ha tenido alzas, en el resto del mundo la tendencia es semejante, lo que indica que la variable precio no es precisamente la que nos haga perder competitividad. ¿En dónde se están generando ineficiencias? ¿cuáles son los mea culpa que deben reconocer eslabones como el de grandes comercializadores que sin tomar el mayor grado de riesgos obtiene la mejor rentabilidad?
Ojo, aun no se han llevado mi queso, pero sí lo están importando. Atentos.
@ojcubillosp