default

Reforma tributaria y canasta familiar

Por Víctor Manuel Fajardo - 02 de Noviembre 2018

Como si las adversidades de toda naturaleza que sufre el sector fueran pocas, el gobierno que apoyamos y al que elegimos, hoy avanza con la llamada ley de financiamiento que tendrá en el congreso su etapa final de aprobación, y que de preservar su propuesta le pegará al corazón del sector agropecuario y de doble manera a las personas naturales que producen en el campo colombiano.

Gravar a la leche y a la carne de la forma como lo propone el gobierno, es poner a las familias a agregarle al precio de compra de un litro de leche entre $300 y $400 y a un kg de carne entre $2.500 y $4.000 adicionales.   Enorme preocupación imaginar este escenario económico, y fácil advertir las consecuencias que ello acarrearía:   Consumo.Si hay un determinante importante en la venta de un alimento es el precio, si se incorpora el IVA a la leche y a la carne no solo se abatirá el consumo, sino que el mercado hará ajustes de valor en la cadena fundamentalmente con cargo al eslabón más débil que es el productor para pauperizarlo aún más, lo que se sumaría a una tendencia ya importante en la que se sustituyen leches naturales por bebidas reconvertidas y engañosamente presentadas, carnes rojas por blancas, o se desincorpora el hábito del consumo de proteína animal por razones diversas.   Informalidad. En el tema cárnico se incrementaría el abigeato, el sacrificio clandestino, el transporte sin las condiciones adecuadas y las ventas en lugares inapropiados. Los consumos de leche cruda se incrementarán, consolidándose unos frenos muy importantes al desarrollo integral del sector en la búsqueda de la competitividad, la modernización y la formalización requerida.   Contrabando. En la práctica el diferencial de precio aumentará el margen para quienes aborden esta actividad criminal que tanto daño ha hecho al sector.   Pobreza y marginalidad rural. Los impactos sobre esta decisión recaerán principalmente sobre las familias rurales más pobres, quienes estén más alejados de los centros de consumo, y que, por diversas circunstancias, han sido marginados de servicios e infraestructura productiva que el Estado ha debido propiciar.   Estos son solo algunos elementos de análisis que habrá que incorporar a los debates por venir, no obstante, es de la mayor gravedad, que en esta coyuntura, la iniciativa fiscal del Gobierno termine sepultando la aspiración legítima de los ganaderos del país de ejercer su actividad y poder vivir de ella, más cuando en su inmensa mayoría y como personas naturales serán sujetos de mayores tasas impositivas de renta y mayores costos asociados a nuevos condicionantes tributarios, mientras que el ministerio que rige el sector se debate entre dudas, sin los cauces estatales e institucionales requeridos, que puedan ser el faro y el motor que direccione a la ganadería al orden y al progreso.   **Victor Manuel Fajardo

Presidente de la Federación de Ganaderos de Boyacá, Fabegan.**