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Te equivocas, Juanpa

Por - 13 de Abril 2015

Esta vez también te equivocas, Juanpa. Como llevas años equivocado, en el puesto equivocado, en la tarea equivocada, perdido en el mundo de tus veleidades y egoísmos.

Esta vez también te equivocas, Juanpa. Como llevas años equivocado, en el puesto equivocado, en la tarea equivocada, perdido en el mundo de tus veleidades y egoísmos. Te equivocas cuando dices que el único problema que te separa de la “paz” con las Farc es el del castigo eficaz y real por sus delitos innombrables e innumerables.   Ya es una gracia que hayas entendido que no podrás sacarle el quite a la norma universal que prohíbe la impunidad para los delitos de lesa humanidad, o atroces como aquí solíamos llamarlos. Algo es algo. Deja al Fiscal que insista en esa necedad. Celebramos que después de tanta insistencia de todos, y de tantas manifestaciones de los que se ocupan en el mundo de estas cosas, cayeras en cuenta de que no puedes prometer perdón y olvido a estos salvajes, tus amigos habaneros.   Pero sigues muy equivocado si piensas que esta sea la única piedra que te talla en el zapato. Hay otras muchas, no menos decisivas. Perdona que te recordemos algunas.   Te equivocas si crees que vamos a aceptar que las Farc se reintegren a esta sociedad manteniendo sus armas en la mano. O guardadas debajo del brazo, o debajo del colchón, o en cualquier parte. O las entregan de verdad, y las de verdad, o no hay acuerdo, Juanpa. No te lo vamos a aprobar. Así que puedes ir saliendo de la fantasía de la dejación de las armas, como requisito bastante para tu paz. Es con entrega real, y viéndolas, y quemándolas. Entendiste ahora?   No habrá paz si  mantienes para esos bandidos el negocito de la droga. Esa idea de confiarles la comunicación con los campesinos para convencerlos de que cultiven cacao u hortalizas en lugar de coca, tampoco nos la tragamos. Cuéntales que estos testarudos colombianos insisten en que mantener el narcotráfico es mantener la violencia. Y que dejan la siembra, procesamiento y tráfico de estupefacientes, o que no hay arreglo.   Agrégales que tampoco puede haberlo si les mantienes amnistía para sus colosales fortunas. No saldrá de La Habana una lavandería, la mayor del mundo, para capitales que apestan, como diría el Papa Francisco.   Menudo problema tienes con las Zonas de Reserva Campesina, mal disfraz para entregarles a pedazos el territorio de la Nación. Otra vez, para tu desconsuelo, que se olviden. Sabemos que estás ayudando a quitarles la tierra a sus propietarios legítimos, como a don Sergio Suárez en Urabá, para darles gusto a tus socios. Pero por ahí, no oímos, como dicen los campesinos nuestros.   Que se olviden también del desmonte de las Fuerzas Militares y de Policía. Por ayuda que tengas de Rodríguez y Lasprilla, no nos vas a cambiar nuestro Ejército por el de chilenos, argentinos y cubanos marxistas, que está preparando Ernesto Samper en sus ocios de UNASUR. Ni vamos a mandar nuestros oficiales a misiones en Libia, Líbano, Siria Irak o Yemen, cuando al país se lo come la inseguridad.   Tampoco vamos a permitir la “democratización” de los medios de comunicación, razoncita que nos mandas por intermedio del cura Giraldo. La prensa, la radio y la televisión no van a quedar en manos de estos forajidos. No.   Y puedes decirles que no habrá curules gratuitas para ellos o sus cómplices, y que no los aceptamos como interlocutores en la discusión del modelo económico y social del país. Aquí la cosa es con votos y razones, no con balas y bombas. ¿Entendiste, Juanpa, ahora sí?