Manuel del Castillo es uno de los impulsores del renacer vaquero en Colombia, una práctica ancestral que combina técnica, carácter y respeto por los animales. Este joven ganadero y referente de la vaquería nos revela cómo este arte ancestral sigue más vigente que nunca y demuestra cómo el campo puede ser una vocación para nuevas generaciones, incluso sin herencia rural.
En Colombia, cada vez son más los jóvenes y familias que se interesan por el campo, los caballos y el ganado. Parte de ese fenómeno se debe al renacer de la vaquería, una práctica que combina técnica, tradición y pasión.
Uno de sus exponentes más conocidos es Manuel del Castillo, también llamado Cowboy del Castillo, quien a través de las redes sociales se ha dedicado a enseñar esta actividad. (Lea en CONtexto ganadero: Casanare le apunta a conservar todos los cantos de llano y vaquería)
“Me dedico a dos cosas muy puntuales y especiales. Número uno: enseñar a las personas a enlazar. Y número dos: soy ganadero de corazón”, explicó del Castillo. A través de su trabajo, busca no solo mantener viva esta técnica sino también inspirar a nuevas generaciones a conectar con el campo colombiano.
Vaquería, más que un deporte
Enlazar no es simplemente tirar un lazo. Es entender al animal, anticipar sus movimientos y trabajar en perfecta coordinación con el caballo. Hoy, esta destreza se ha transformado en deporte, con competencias organizadas en distintos rincones del país, pero sin perder su esencia campesina.
“La vaquería es algo muy básico de explicar, aunque es complejo de ejecutar. Detrás de un cronómetro hay un juez que suelta un ternero a dos vaqueros, y tenemos que atraparlo así, tal como se hacía antiguamente en el campo”, manifestó.
En estas competencias, se premia la precisión, la rapidez y el trabajo en equipo, pero también se celebra la herencia rural y el espíritu de comunidad.
Lo interesante es que no se necesita venir de familia ganadera para aprender. Del Castillo lo demuestra con su propia historia: “Yo nací en Bogotá. Mi familia no tenía nada que ver con el campo y, a través de la vaquería, llegué a él. Ahora vivo de esto. Esa es mi historia”.
Su experiencia es una prueba de que el amor por el campo se puede aprender, sentir y vivir intensamente, incluso sin antecedentes rurales. (Lea en CONtexto ganadero: Vaquería, un deporte en el que las mujeres también brillan)
Vea a continuación uno de sus videos enseñando a enlazar (si no ve el video, refresque la página):
Aprender a enlazar: técnica y pasión
El arte de enlazar ganado se transmite mejor desde la práctica. Se necesita disciplina, conexión con el caballo y un profundo respeto por los animales. Quienes enseñan esta habilidad, como del Castillo, insisten en que no se trata de dominar al ganado por la fuerza, sino de usar inteligencia, paciencia y técnica refinada.
“En el pasado no había corrales; si tenían que dominar un animal, lo hacían con la soga y su habilidad”, explica. Ese conocimiento práctico, heredado por generaciones, es el que hoy se preserva a través de talleres, escuelas rurales y competencias familiares en todo el país.
Eventos de vaquería, como los que organiza y promueve del Castillo, se han convertido en espacios donde adultos y niños pueden acercarse al mundo ganadero. La participación familiar, el ambiente sano y el aprendizaje directo convierten estas reuniones en verdaderas celebraciones del campo.
Futuro ligado a las raíces
El resurgimiento de la vaquería no es casual. En un país que busca reconectar con sus raíces rurales, este tipo de prácticas ofrecen más que espectáculo: brindan sentido de pertenencia, educación y alternativas de vida en el campo.
“Estamos empezando unas explotaciones ganaderas aquí en el país… y de la mano de los caballos y del ganado hemos podido encontrar una forma de vivir y quedarnos en nuestro país apoyando el campo”, afirma Manuel con convicción.
A través del lazo, muchos han encontrado un camino para quedarse, crecer y prosperar sin abandonar su tierra. Para Cowboy del Castillo, enlazar ganado no es solo una técnica, es una forma de vida que vale la pena conservar y compartir.
(Vea otro de sus videos):