El aumento del salario mínimo para 2026, cercano al 23 %, generó fuertes reparos entre analistas económicos, consultores y sectores políticos, que advierten riesgos para el sistema pensional, la vivienda social, la inflación y el empleo formal.
El incremento del salario mínimo en Colombia para 2026, que eleva el ingreso base a cerca de $1.750.000, ha encendido las alertas entre distintos expertos, quienes advierten sobre sus posibles efectos negativos en las finanzas públicas, el sistema pensional, el mercado laboral y la estabilidad macroeconómica del país. (Lea en CONtexto ganadero: Gobierno fija salario mínimo de 2026 en dos millones de pesos)
Uno de los señalamientos más severos provino de la consultora Integral Soluciones Pensionales (ISP), que calificó el ajuste como una decisión de alto riesgo fiscal. Según sus estimaciones, el aumento implicaría un crecimiento de $6,7 billones en la nómina de Colpensiones frente a 2025 y generaría un déficit adicional de $3,1 billones en el presupuesto nacional, exclusivamente asociado a esa entidad.
La firma también advirtió que el Fondo de Garantía de Pensión Mínima podría quedar al borde de la desfinanciación al agotarse sus reservas durante la presente década. En el caso de los afiliados a fondos privados, el capital requerido para acceder a una pensión mínima superaría los $525 millones por persona, lo que supondría una mayor presión fiscal. Además, anticipó una reducción en el valor real de las mesadas bajo la modalidad de retiro programado y una pérdida de poder adquisitivo para los pensionados.
En el sector vivienda, el consultor Diego Montañez-Herrera alertó sobre el efecto de la indexación automática del salario mínimo en los topes de la vivienda de interés social (VIS). Con el nuevo incremento, el límite de 150 salarios mínimos subiría de $213 millones a cerca de $262 millones, mientras que el de 135 salarios mínimos pasaría de $192 millones a aproximadamente $236 millones. A su juicio, si los subsidios no se ajustan en la misma proporción, muchos beneficiarios no lograrían cerrar la financiación de sus viviendas, lo que podría derivar en renuncias masivas a proyectos VIS.
Desde los mercados financieros, el exviceministro de Hacienda Andrés Pardo, actual jefe de Estrategia Macro para América Latina en XP Investments, señaló que el anuncio del aumento provocó una reacción inmediata en las tasas de interés de la deuda pública. Indicó que los títulos TES a diez años registraron un alza superior a 33 puntos básicos en una sola jornada, reflejando la preocupación de los inversionistas ante un posible endurecimiento de la política monetaria y nuevas presiones fiscales.
En cuanto al impacto empresarial, el fundador de Raddar, Camilo Herrera Mora, advirtió que un aumento de esta magnitud eleva de forma automática los costos de producción, presiona los precios al consumidor y reduce las utilidades de las empresas, con efectos directos sobre el recaudo tributario. Según el analista, este escenario dificulta el acceso de los jóvenes al primer empleo formal y podría incentivar la salida de pequeñas empresas hacia la informalidad.
Una lectura similar expuso Juan Pablo Vieira, CEO de JP Tactical Trading, quien alertó sobre el riesgo de un nuevo ciclo inflacionario y una pérdida de competitividad frente a otros países de la región. A su juicio, el incremento salarial no viene acompañado de mejoras en productividad, lo que limita el beneficio real para los trabajadores y aumenta la probabilidad de destrucción de empleo formal, especialmente en las pequeñas y medianas empresas.



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