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El yak salvaje, bovino del Himalaya que resiste el frío extremo y nutre a comunidades enteras

Neife Castro 09 de Junio 2025
Yak salvajeFoto: cronicasdefauna.blogspot.comEl yak salvaje (Bos mutus), un bovino nativo del Tíbet, Nepal y algunas zonas del norte de India y Mongolia.

Conocido por su pelaje largo, su fortaleza y su capacidad de adaptación a temperaturas bajo cero, este ejemplar no solo es un símbolo de las montañas asiáticas, sino una fuente vital de leche, carne y trabajo para la supervivencia de pueblos que habitan a más de 4.000 metros de altura. En esta entrega de Razas del mundo, lo conocemos de cerca.


Nota: CONtexto ganadero lanza la serie titulada “Razas bovinas del mundo”, una guía ligera y didáctica para conocer las diversas especies bovinas que existen más allá de nuestras fronteras.. A través de entregas breves, esta serie busca ampliar el panorama ganadero de los lectores, mostrando cómo diferentes razas se han adaptado a los entornos más extremos del planeta. En esta primera edición, vamos a conocer al imponente yak salvaje.

Cuando se habla del Himalaya, además de montañas nevadas y monasterios remotos, también se habla del yak salvaje (Bos mutus), un bovino nativo del Tíbet, Nepal y algunas zonas del norte de India y Mongolia. Su aspecto es inconfundible: cuerpo robusto, patas cortas, y un pelaje denso que lo protege de temperaturas que pueden descender por debajo de los -40 °C.

Esta raza ha sido crucial para las comunidades de altura, no solo como medio de transporte en terrenos imposibles, sino como fuente de carne y leche. De hecho, como destaca el médico veterinario Ricardo Arenas, “poblaciones aledañas los usan para todo… aprovechan carne, leche, pelaje e incluso para transporte”.

Su leche, según Arenas, es “muy nutritiva, muy rica en proteína y en grasa”, y su carne, aunque menos valorada comercialmente que la de otras especies, es consumida localmente.

El yak salvaje es conocido por su pelaje largo, su fortaleza y su capacidad de adaptación a temperaturas bajo cero.


Pelaje largo, espíritu fuerte


El yak salvaje tiene una piel más gruesa y un sistema respiratorio adaptado a la baja presión atmosférica de la altitud. A diferencia de las razas ganaderas convencionales, este bovino no solo sobrevive, sino que prospera en condiciones que para otros serían mortales.

Gracias a sus adaptaciones biológicas, este animal se ha convertido en una figura clave para la economía de subsistencia de los pueblos del Himalaya. Es habitual verlos cargando leña, agua, incluso personas, por senderos angostos entre montañas. En estos territorios remotos, el yak es más que un animal: es un compañero de vida.


Mapa ganadero global


Aunque el yak salvaje está lejos de los pastizales colombianos, conocer esta raza permite ampliar el panorama ganadero y valorar cómo distintas especies se han adaptado a las realidades de su entorno. Arenas sugiere que, en Colombia, lo ideal sería también valorar nuestras razas propias: “Es muy bueno es hablar sobre las razas que tenemos acá en Colombia… las criollas, las colombianas, todas las europeas y las razas Bos indicus”.

Esta mirada global no busca reemplazar nuestras razas locales, sino contextualizarlas en un mapa más amplio de diversidad bovina. Desde el Himalaya hasta los Llanos Orientales, cada raza tiene una historia que contar. Y en el caso del yak salvaje, esa historia es de resistencia, utilidad y supervivencia en uno de los climas más desafiantes del planeta.


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