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¿Está criando el ganado correcto para su finca? Un experto le explica cómo saberlo

Melanny Orozco 01 de Septiembre 2025
Biotipo animal para ganaderos primerizosFoto: facebook.com/asopegabalLa selección errada del biotipo puede significar animales improductivos, sobrecostos en alimentación y frustraciones permanentes.

Muchos ganaderos novatos caen en la trampa de importar razas sin considerar el entorno, lo que puede llevar al fracaso productivo. Nicolás Benedetti, veterinario experto en producción bovina tropical, advirtió sobre la importancia de elegir el biotipo adecuado según clima, suelo y objetivos.


En Colombia, donde la diversidad de climas y ecosistemas es tan rica como la vocación ganadera misma, el éxito o fracaso de una explotación pecuaria puede definirse por una sola pregunta: ¿conozco realmente el entorno donde estoy produciendo?

De acuerdo con Nicolás Benedetti, médico veterinario zootecnista con especialización en producción bovina tropical, para responder a esta pregunta “lo primero que hay que saber es ¿dónde estoy ubicado? Ese es el referente inicial que debe tener en cuenta cualquier ganadero”.

El especialista no habla desde la teoría, pues con décadas de experiencia, Benedetti ha recorrido fincas en trópico alto, medio y bajo, y ha visto cómo productores con buenas intenciones y malas decisiones comprometen toda su rentabilidad por seleccionar razas inadecuadas.

“Hay que tener claridad hacia lo que se va a escoger”, aseguró, pues no es lo mismo criar para leche que para carne o para un sistema de doble propósito. (Lea en CONtexto ganadero: Elegir el biotipo correcto: la clave que diferencia al productor exitoso del que fracasa)

Para quienes están comenzando, entender la diferencia entre los biotipos bovinos es esencial. Por eso, Benedetti explicó que el ganado lechero tiene un cuerpo triangular, con desarrollo acentuado en el tercio posterior; el ganado de carne es rectangular, con profundidad y largo; y el doble propósito es un punto medio entre ambos.

La selección errada del biotipo puede significar animales improductivos, sobrecostos en alimentación y frustraciones permanentes.

El profesional aseguró que “un biotipo doble propósito puede sostener una empresa de subsistencia porque da leche diaria y también un ternero comercializable”.

Muchos productores de trópico bajo optan por esta opción debido al flujo constante de caja que ofrece la leche.


Para Nicolás Benedetti, el punto de partida de todo ganadero es saber con claridad en qué lugar está produciendo. Foto: Fedegán-FNG


Trópico alto o bajo


La ubicación geográfica está íntimamente ligada al clima, y este, a su vez, define la raza más adecuada. En el trópico alto, como la Sabana de Bogotá, se pueden trabajar razas lecheras especializadas como holstein, jersey y pardo suizo, o cárnicas como el angus.

En cambio, en regiones más cálidas, donde predominan condiciones tropicales, el biotipo doble propósito con razas adaptadas al calor, como brahman, gyr, guzerá o sus cruces (F1), se vuelve indispensable.

El experto advirtió que “la talla del animal debe ir en función de la capacidad forrajera”. (Lea en CONtexto ganadero: El biotipo, un factor a considerar en el programa de mejoramiento genético)

Criar animales muy grandes en zonas con limitaciones nutricionales genera desbalances fisiológicos.

“He visto animales con diáfisis óseas largas (parte central y alargada de los huesos largos), mal alimentados, que crecen demasiado sin tener soporte forrajero. Eso no es viable”, añadió Benedetti.


La ubicación geográfica está íntimamente ligada al clima, y este, a su vez, define la raza más adecuada. Foto: Fedegán-FNG


Genética extranjera y alimentación


El entusiasmo por importar genética extranjera, especialmente desde Brasil, es otro punto que el experto analiza con mirada crítica.

Puntualmente, Benedetti expresó que “los animales que traemos de otros climas sufren. La primera generación aún está en proceso de adaptación. Pero los hijos nacidos aquí ya responden mejor, porque están en un ecosistema distinto al de sus padres”.

Este fenómeno, conocido como adaptación genética progresiva, se potencia con el uso de herramientas como la inseminación artificial o la transferencia de embriones. Sin embargo, Benedetti insistió en que todo esto debe ir acompañado de una correcta gestión agroecológica.

Otro tema que destacó el profesional es que la alimentación animal comienza en el suelo, y esa es una premisa que muchos productores aún no integran.

Para Benedetti, hay tres niveles de nutrición que deben cuidarse con igual importancia: el suelo, la biomasa forrajera y el animal.

“No hay tierras malas, hay tierras mal trabajadas. Si elegimos bien las gramíneas según el nicho agroecológico, produciremos forraje barato y nutritivo”, expuso.

La clave está en reducir la dependencia de insumos externos y concentrados. En su visión, cada empresa ganadera debe aspirar a ser autosuficiente en la producción de alimento, priorizando sistemas sostenibles y rentables. Es por eso que afirmó que “producir un kilo de alimento con menor costo incide directamente en la rentabilidad”.

Finalmente, más allá de los genes del ganado, la finca debe ser vista como un sistema integral. Elegir el biotipo correcto no es solo una decisión zootécnica, sino también económica, ambiental y estratégica.

Y, como sostuvo Benedetti, “si aprendemos a ser agricultores de pasturas, conociendo bien nuestro suelo y nuestro entorno, seremos mucho más eficientes en la producción ganadera”.


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