Con prácticas sostenibles consolidadas durante casi dos décadas, Los Moriches en Tauramena está a punto de monetizar sus primeros 989 créditos de carbono. La experiencia marca un hito en la ganadería regenerativa de Colombia, demostrando que incluso las explotaciones pequeñas pueden acceder a ingresos adicionales y reconocimiento internacional.
La historia de Ganadería Los Moriches no comenzó como un proyecto comercial. Según Zulma Caro, representante de la finca, “la compramos con el único interés de cuidarla”.
Ubicada en Tauramena, Casanare, esta propiedad familiar de 33 hectáreas ha estado en manos de la misma familia por más de un siglo, pero solo en los últimos 20 años comenzó a consolidarse como un referente en ganadería regenerativa. (Lea en CONtexto ganadero: Créditos de carbono, una oportunidad para el agro)
Caro explicó que desde hace más de 18 años practican ganadería sostenible, enfocándose en la salud del suelo, el pastoreo rotacional y el respeto por los ciclos naturales del ecosistema. “Manejamos los animales con un día de ocupación por potrero y dejamos descansar las pasturas para que haya fotosíntesis y capturen dióxido de carbono”, aseguró.
Créditos de carbono
A través del programa Carbono Vivo, Los Moriches encontró una forma de valorar económicamente su compromiso ambiental. “Desde 2010 tenemos certificación en buenas prácticas ganaderas, pero nunca habíamos recibido un incentivo adicional por ello”, dijo Caro.
Gracias a ese proceso, están a punto de monetizar 989 créditos de carbono generados en los últimos cuatro años. La verificadora del proyecto es la empresa norteamericana Verra y los créditos serán comercializados por First Climate. “Ya hay un camino claro y estamos a punto de monetizarlos, lo cual nos tiene muy contentos”, señaló.
Caro destacó la seriedad del proceso, que lleva más de tres años en desarrollo: recolección de documentos, análisis de suelos, verificación de prácticas y cálculos de captura de carbono.
“Vamos a monetizar el primer grupo de 50 fincas, con un total de 25.000 hectáreas”, explicó. La finca casanareña es una de las más pequeñas del grupo, pero demuestra que el tamaño no limita el impacto ambiental.
Respaldo y proyección
El valor económico es solo una parte del proyecto. Para Caro, lo más importante ha sido sentirse respaldada por actores internacionales. “Lo valioso no es solo el dinero, sino sentirnos apoyados por empresas internacionales”, afirmó.
First Climate ya ha contactado a empresas interesadas en comprar los créditos. El acuerdo es a 40 años, con pagos cada dos años, o que garantiza ingresos regulares durante cuatro décadas para los participantes. “No vamos a dejar de hacer lo que ya hacíamos, solo vamos a procurar hacerlo mejor para recibir ese apoyo”, indicó Caro.
El proyecto también ha sido una oportunidad para que otros productores se vinculen. “Para participar, deben entrar a las redes de Carbono Vivo. Allí hay un formulario y se inicia un proceso de elegibilidad”, explicó.
El proceso de selección revisa aspectos legales, ambientales, de uso del suelo y proyecciones financieras. “Es una oportunidad muy interesante”, recalcó. (Lea en CONtexto ganadero: Cuatro ganaderos recibieron el Sello Ambiental Colombiano de la mano de Fundagán)
Además del proceso con Carbono Vivo, Los Moriches también avanza hacia la obtención del Sello Ambiental Colombiano, liderado por Fedegán. “Nos ofrecieron la opción del sello ambiental. Como ya trabajamos por el medio ambiente, nos pareció una gran oportunidad para mostrar lo que hacemos”, comentó Caro.