Investigaciones recientes evidencian que este sistema productivo reduce la biomasa combustible y limita la propagación del fuego. En Colombia, especialmente en regiones como Vichada, incorporar esta práctica con respaldo técnico, incentivos adecuados y políticas públicas claras podría convertirse en un paso clave.
La investigación científica ha mostrado que la ganadería extensiva, cuando se maneja de forma adecuada, puede ser una herramienta eficaz para reducir el riesgo de incendios forestales. El principio es sencillo: al alimentarse del pasto y los arbustos, el ganado disminuye la cantidad de vegetación seca disponible, conocida como biomasa combustible, que alimenta el fuego y lo hace más intenso. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Por qué la ganadería extensiva es considerada como freno natural contra incendios en España?)
Expertos en ecología y ganadería coinciden en que el pastoreo controlado ayuda a mantener esa biomasa bajo niveles seguros, actuando como un “cortafuegos natural”.
Lo que dice la ciencia
Estudios recientes respaldan este enfoque: Una investigación publicada bajo el título ‘Grazing can reduce wildfire risk amid climate change’ concluye que el pastoreo en pastizales, sabanas y matorrales reduce tanto la frecuencia como la intensidad de los incendios. En ecosistemas mediterráneos, el estudio ‘Assessing the Role of Forest Grazing in Reducing Fire Severity’ modeló escenarios de pastoreo y encontró reducciones significativas en la extensión del fuego: 25,9 % en años húmedos, 60,9 % en años medianos y 45,8 % en años secos.
Por otro lado, una revisión científica (Effects of large herbivores on fire regimes and wildfire mitigation) analizó 12 estudios y encontró que en 7 de ellos el pastoreo convencional disminuyó la severidad del fuego. En resumen: menos vegetación seca, menos posibilidad de incendios devastadores.
Casos aplicados en Europa
España es uno de los países que más ha impulsado esta práctica: En la Comunidad Valenciana, un rebaño de más de 400 cabras mantiene bajo control la vegetación de áreas cortafuegos, financiado con subsidios públicos. (Lea en CONtexto ganadero: Ganadería extensiva, verdades a medias)
En Galicia, un plan dotado con 41 millones de euros intervino más de 60.000 hectáreas, incorporando ganadería extensiva como estrategia de “desmonte natural” para prevenir incendios. Estos modelos no solo ayudan a reducir el fuego, sino que también promueven la biodiversidad, la conservación de pastizales nativos y el desarrollo rural sostenible.
La visión de los especialistas
El médico veterinario Ricardo Arenas explica que la ganadería extensiva tiene un papel importante en zonas donde la intensificación no es viable: “En lugares como el Vichada, con suelos pobres y extensiones enormes, la ganadería extensiva es prácticamente la única alternativa. No es la más eficiente en términos de producción por hectárea, pero sí permite mantener ganado, reducir biomasa seca y ayudar a conservar los ecosistemas”, explicó.
Pero Arenas también reconoció sus limitaciones: No es tan productiva como la ganadería intensiva. Requiere manejo técnico para definir la densidad adecuada de animales. Hace falta más investigación local que mida con precisión sus beneficios en Colombia.
Un complemento, no una solución única
La ganadería extensiva no reemplaza otras medidas de prevención, como la creación de cortafuegos, el manejo forestal o la restauración de ecosistemas. Sin embargo, la evidencia científica y las experiencias internacionales muestran que puede ser una herramienta de bajo costo, efectiva y con beneficios ambientales adicionales.
En Colombia, especialmente en regiones como Vichada, incorporar esta práctica con respaldo técnico, incentivos adecuados y políticas públicas claras podría convertirse en un paso clave para reducir el riesgo de incendios y fortalecer la sostenibilidad del campo.