En el negocio ganadero actual, los mercados y consumidores demandan información detallada sobre cada animal, desde su nacimiento hasta el plato del comensal. Esta práctica, antes reservada a exportadores, es esencial para ganaderos de cualquier escala, porque permite mejorar la producción y asegurar la aceptación en mercados exigentes.

En la ganadería moderna, la trazabilidad ya no es un lujo ni una opción; es una obligación para cualquier productor que quiera mantenerse competitivo.

Permite garantizar calidad, mejorar el control sanitario y abrir oportunidades comerciales que van más allá de la exportación. (Lea en CONtexto ganadero: Trazabilidad: "Desarrollo o todo nos llega tarde")

En ganadería, implica conocer el lugar y fecha de nacimiento del animal, su historial productivo, los cambios de predio o propietario y el sitio donde se realiza el faenado.

El objetivo final es que el consumidor reciba información clara y verificable sobre lo que está comiendo, algo que hoy no solo es una tendencia, sino una exigencia global.

Nicolás Vargas, gerente técnico de ganadería en MSD Salud Animal, enfatizó que la trazabilidad comienza con la identificación individual de los animales.

“Una cosa es trazar y otra es identificar. La identificación es la piedra angular de cualquier sistema productivo. Sin identificar no podemos individualizar”, sostuvo el profesional.

Este proceso no solo permite un control sanitario riguroso, sino que también genera datos en tiempo real sobre el comportamiento y rendimiento de cada ejemplar, lo que facilita la toma de decisiones basadas en información precisa

Acceso para todos

Durante años se ha asociado la trazabilidad a los ganaderos que exportan carne, pero esta visión es limitada. En realidad, su aplicación beneficia a productores de todos los tamaños, incluso a quienes manejan pequeños hatos.

La adopción de tecnologías como la identificación electrónica simplifica la labor en campo, reduce errores y mejora la eficiencia operativa, independientemente de si el destino de la producción es local o internacional.

Más allá de los requisitos regulatorios, la trazabilidad fortalece la relación con el consumidor local. En un mundo en el que la transparencia y el bienestar animal son factores de decisión de compra, contar con un sistema de seguimiento permite diferenciarse frente a la competencia

De acuerdo con Vargas, la identificación es el punto de partida para integrarse posteriormente en proyectos de trazabilidad más amplios, capaces de abrir acceso a mercados premium y cumplir con estándares internacionales.

El futuro ganadero

La tendencia global apunta a que, en pocos años, la trazabilidad dejará de ser opcional para convertirse en un estándar obligatorio. Los ganaderos que comiencen hoy el proceso tendrán una ventaja competitiva frente a quienes esperen a que la normativa lo imponga.

Vargas insistió en que no se debe pensar que la trazabilidad es solo para exportadores: “Nos sirve a todos los productores”. (Lea en CONtexto ganadero: Certificación de origen, trazabilidad y distinción: ¿en qué se diferencian?)

Además de responder a las exigencias de un consumidor más informado, mejora el manejo interno, reduce riesgos sanitarios y eleva la competitividad.

Finalmente, el ganadero de hoy debe tener claro que en el entorno actual la información es poder, lo cual significa que la trazabilidad se convierte en el puente entre la finca y el consumidor final, fortaleciendo la confianza y asegurando que cada corte de carne cuente su historia con transparencia.