Mientras muchos siguen apostando por aumentar la producción y expandirse, el consultor Fausto Bermúdez lanza un llamado a que el verdadero éxito en el campo empieza en el escritorio. Su visión desafía el modelo tradicional agropecuario y plantea una transformación urgente si se quiere garantizar la continuidad generacional y la rentabilidad a largo plazo.
¿Qué tiene que ver un escritorio con el ganado y los cultivos? Para Fausto Bermúdez, CEO de Ranching for Profit, la respuesta es todo. Desde su experiencia liderando procesos de transformación en fincas de distintas partes del mundo, Bermúdez advirtió que uno de los errores más comunes en el campo es confundir operación con dirección, pues “nos encanta la operación y le hacemos un poquito el feo al escritorio, pero la mayoría de los resultados vienen de ahí”.
En un sector históricamente enfocado en el trabajo físico, la gestión estratégica sigue siendo una asignatura pendiente. (Lea en CONtexto ganadero: Eficiencia o efectividad: cómo alcanzarlas y diferenciarlas en ganadería)
Bermúdez lo puso en términos simples, asegurando que no se necesita ser un genio en matemáticas ni tener grandes títulos académicos, pero sí saber qué medir y cómo tomar decisiones. Y eso, dice, solo se aprende entendiendo los principios detrás de la empresa.
Uno de los puntos clave que planteó Bermúdez es redefinir qué entendemos por negocio. En sus palabras, “un negocio es esa actividad que funciona sin ti”. Si la finca solo opera cuando el dueño está presente, entonces no es un emprendimiento propio sino un empleo mal pagado.
La verdadera pregunta que todo productor debe hacerse, según él, es: ¿cómo hago para que la finca funcione sin mí?
Este cambio de enfoque no solo mejora la eficiencia, sino que abre la puerta a la participación de nuevas generaciones. “Cuando el negocio funciona sin mí, entonces podrá entrar la siguiente generación”, afirmó Bermúdez.
Olla de tres patas
Para ilustrar su visión, Bermúdez recurre a una metáfora sencilla: una olla de tres patas. Cada una representa un área fundamental que todo productor debe aprender a manejar relacionadas con la tierra, la producción y el dinero.
Sobre la tierra, recordó que se trata de un recurso limitado que no se está haciendo más. La evolución en su manejo ha pasado por etapas, del sustrato, a la química, a la biología, y hoy, incluso, se habla de física cuántica del suelo. Su advertencia es que “la persona que cree saber más de suelo, no sabe nada”.
En cuanto a la producción, lanzó una crítica directa a la obsesión con el “más”: más kilos, más animales, más litros. Pero, ¿realmente eso deja más ganancia? (Lea en CONtexto ganadero: ¿Dónde tiene el ganadero su dinero?)
Para Bermúdez, “hemos incrementado producción y ganamos lo mismo que antes. Nos queda lo mismo en el bolsillo”. Esto quiere decir que la rentabilidad no depende solo de producir más, sino de producir con inteligencia.
Sobre el dinero, fue aún más tajante, pues “somos ludópatas porque no sabemos cuánto vamos a ganar durante el año”. Todo esto relacionado con que muchos productores no tienen metas financieras claras y se embarcan en ciclos interminables de trabajo sin rumbo fijo. Para el profesional, más no es un número, y algún día no es una fecha, es por esto que tener una meta concreta es el primer paso hacia la tranquilidad financiera.

Para el CEO de Ranching for Profit, la verdadera pregunta que todo productor debe hacerse, según él, es: ¿cómo hago para que la finca funcione sin mí? Foto: ICA
Empresas autosostenibles
Aunque la olla de tres patas parece completa, Bermúdez añadió un elemento más, que no va en las patas sino en el centro son las personas.
“El propósito de los negocios es soportar a las personas y no que las personas soporten al negocio”, advirtió. El campo, dijo, está lleno de productores que sostienen sus predios a base de esfuerzos insostenibles.
El verdadero éxito radica en crear empresas que puedan sostenerse sin agotar a quienes las dirigen. Porque si una finca no es rentable, no es divertido y requiere sacrificios desmedidos, los hijos no lo van a querer.
Finalmente, según Bermúdez, “es mucho más importante que el negocio esté listo para recibir a los hijos, que los hijos quieran formar parte del negocio”.



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