Fedegán participó en un taller liderado por Unicef y FAO, en el que se discutieron aportes del sector ganadero a la acción climática con impacto directo en la vida y el futuro de los niños en Colombia. Más allá de la producción, se busca integrar a las familias ganaderas en la adaptación climática con enfoque social.

El pasado martes 10 de junio, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) fue invitada al Taller sobre Aportes Sensibles a la Niñez en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs), una iniciativa conjunta de Unicef y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Allí se reconoció el papel estratégico del gremio ganadero no solo en la economía nacional, sino también en la seguridad alimentaria y el bienestar infantil. (Lea en CONtexto ganadero: El trabajo en ganadería debe ser incentivado desde la niñez)

Ana María Ayala, coordinadora de proyectos de Fedegán, explicó que la participación del gremio responde a un llamado claro: integrar a los ganaderos en la definición de metas de acción climática que protejan a los más vulnerables.

“Fedegán no solamente es un actor muy relevante en la economía del sector agropecuario en Colombia, sino también clave para la alimentación de niños, niñas y jóvenes en el país”, afirmó Ayala durante el encuentro.

El taller tenía como objetivo identificar oportunidades clave y acciones colaborativas que el sector privado puede emprender para aportar a la niñez. Foto: Cortesía.

Niñez, cambio climático y ruralidad

La relación entre cambio climático y bienestar infantil se vuelve cada vez más evidente. En un país con alta vulnerabilidad a fenómenos como sequías, inundaciones y temperaturas extremas, las condiciones climáticas afectan directamente el acceso a alimentos, salud y educación.

Por eso, desde Fedegán se impulsa una visión más amplia de la producción ganadera, que reconoce a las familias ganaderas como protagonistas de la transformación.

“Nos invitaron para poder empezar a replantear estrategias que permitan involucrar no solamente a los ganaderos o a la cabeza de la familia y del hogar, sino a todo ese grupo que integra la familia ganadera”, señaló Ayala. (Lea en CONtexto ganadero: La ganadería, el amor a un arte que inicia desde la infancia)

La apuesta no se queda en los adultos. Fedegán ha comprendido que la transformación sostenible de los sistemas agroalimentarios debe incluir a niños, niñas y jóvenes, no solo como beneficiarios, sino como agentes activos de cambio.

Educación, relevo y sostenibilidad

Uno de los ejes del trabajo de Fedegán ha sido la reconversión productiva. A través de asesoría técnica y acompañamiento continuo, se han promovido prácticas más sostenibles en las fincas ganaderas. Pero ahora el foco se amplía: se busca que los procesos de aprendizaje y adaptación involucren a toda la familia.

“La idea es hacer partícipes a los niños y a los jóvenes en estas estrategias de aprendizaje continuo, de intercambio de conocimientos, de nuevas estrategias que involucren también la tecnología y que los involucren a ellos como actores importantes para que continúe el trabajo y el desarrollo rural”, explicó Ayala.

Esta inclusión no solo apunta a garantizar la sostenibilidad, sino también a fortalecer el empalme generacional en las zonas rurales. Que las nuevas generaciones conozcan, valoren y se apropien de los saberes productivos y las herramientas tecnológicas que hoy se requieren para enfrentar los desafíos ambientales.

Además, Fedegán insiste en que los niños y jóvenes no solo deben participar, sino también tomar decisiones. “Que sean también estos actores claves quienes tengan el conocimiento y apropien esas tecnologías que les permitan tomar decisiones a nivel preventivo para reducir los riesgos y adaptarse a la variabilidad y al cambio climático”, concluyó Ayala.