Esta práctica enfrenta múltiples desafíos que van desde bajos salarios y escasa inversión en investigación hasta amenazas a su integridad y vida. En el Día Nacional del Veterinario, CONtexto ganadero hace un llamado a reconocer su papel clave en salud pública, producción agropecuaria y seguridad alimentaria.
El ejercicio profesional de los médicos veterinarios en Colombia enfrenta múltiples barreras. Así lo aseguró Marcos Ahumada Velasco, experto en ganadería sostenible y vicepresidente de la Asociación Colombiana de Médicos Veterinarios y Zootecnistas (Acovez), adviertiendo que la situación laboral del gremio es compleja en casi todos los frentes.
“La realidad es difícil, ya sea que estén dedicados a producción, salud, nutrición, reproducción, salud pública, medicina de pequeños animales, cirugía o clínica. Los ingresos son bajos, el valor de las consultas y asesorías técnicas es insuficiente y la movilidad se complica por el orden público y el mal estado de las vías en muchas zonas del país”, declaró.
El panorama empeora si se habla de especialización o formación continua. Los altos costos de los posgrados no se compensan con los ingresos que reciben los veterinarios incluso después de capacitarse. Además, la inversión en ciencia y tecnología es casi nula.
“No hay apoyos reales para la investigación en nutrición, sanidad, reproducción, genética, bienestar animal, salud pública o seguridad alimentaria, todos temas urgentes para el país”, agregó Ahumada. (Lea en CONtexto ganadero: Un reconocimiento a los médicos veterinarios en su día)
Cambios visibles
La práctica veterinaria ha cambiado en los últimos años. El experto de Acovez destaca una mayor especialización en mascotas, especialmente perros y gatos, en detrimento de especies productivas como bovinos, equinos, búfalos, aves y cerdos.
También ha crecido la participación femenina en la profesión, tanto en formación como en el desarrollo laboral. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para mejorar el panorama general del gremio.
“Hoy enfrentamos un sector productivo deprimido económicamente, con pocas oportunidades laborales y salarios que no corresponden con la formación y responsabilidad que implica esta profesión”, señaló Ahumada.
Uno de los retos más complejos viene desde lo normativo. Según el entrevistado, las leyes con enfoque animalista han puesto barreras para el desarrollo profesional en algunas áreas, especialmente en las relacionadas con producción y manejo de animales.
“Se exige producción con enfoque conservacionista, lo cual es correcto, pero también implica más responsabilidad técnica y costos que no siempre son reconocidos ni remunerados”, develó.
Pilar de salud y sostenibilidad
A pesar del difícil entorno, hay áreas donde la profesión puede crecer. Ahumada identifica oportunidades en nutrición animal, etología, bienestar, clínica de pequeños animales y el concepto de Una Salud, que integra la salud animal, humana y ambiental.
“El rol del veterinario en salud pública es determinante. Tiene funciones en administración, docencia, investigación, prevención y control de zoonosis. Recordemos que, según la FAO, el 60% de las enfermedades infecciosas humanas tienen origen zoonótico y el 75% se transmite entre especies. Estas cifras muestran lo esencial de nuestro papel”, indicó.
También en seguridad alimentaria, el veterinario es clave. Desde la inspección sanitaria hasta la producción de alimentos inocuos como carne, leche y huevos, su función es garantizar alimentos seguros para la población. (Lea en CONtexto ganadero: Un veterinario logró producir mucha carne con el pasto como protagonista y explica el mayor secreto)
Una última área es su acción frente al cambio climático. “Hay un aumento de enfermedades emergentes por adaptación de vectores. El veterinario está en primera línea para prevenir y controlar estos brotes. Su papel es crucial para mitigar los efectos del cambio climático sobre la salud animal y humana”, concluyó Ahumada.