El II Congreso Mundial de Ganadería Sostenible reunió en Extremadura a más de 120 expertos de 28 países. La emergencia sanitaria por la dermatosis nodular vacuna encendió las alarmas y reforzó la demanda de políticas que regulen, acompañen y reconozcan el papel del sector en la soberanía alimentaria.
La cancelación preventiva de la feria agroganadera de Trujillo por la alerta de dermatosis nodular vacuna no logró frenar el pulso del sector en Extremadura. Con una asistencia que supera los 120 expertos de 28 países, el II Congreso Mundial de Ganadería Sostenible abrió en Trujillo y Don Benito una discusión profunda sobre los desafíos que hoy amenazan la continuidad del campo.
En medio de esa tensión sanitaria, el sector insistió en que necesita políticas que regulen, pero también que respeten. La Asociación Mundial de Ganadería Sostenible recordó que “cuidamos la tierra, a los animales y la vida rural”, un mensaje que quedó recogido en la Declaración de Extremadura 2025. En ella se advierte que las agendas públicas serán efectivas solo si se construyen “con el campo”, no “sobre el campo”.
La emergencia por la enfermedad bovina dominó el debate técnico, obligando a mirar de frente una amenaza común. Las instituciones y los profesionales coincidieron en que el reto sanitario requiere “un esfuerzo titánico” y una respuesta conjunta. “Es el principal desafío al que nos enfrentamos”, recalcaron los participantes al cierre de la primera jornada.
Por su parte, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), desde el área de ganadería sostenible, expresaron su apoyo directo al trabajo del sector ganadero español en un momento crítico.
Relevo generacional y burocracia: heridas abiertas
La falta de mano de obra y el riesgo real de perder el relevo generacional se consolidaron como prioridades urgentes. La Declaración de Extremadura advierte que la soberanía alimentaria depende de un campo vivo, con oportunidades para jóvenes y mujeres rurales.
Los ganaderos describieron un panorama desgastante por el exceso de trámites y la creciente distancia entre ciudad y campo. Recordaron que los sistemas ganaderos, cuando se gestionan con ciencia y enfoque agroecológico, “mejoran suelos, conservan biodiversidad, fijan población rural y aportan nutrición esencial”.
El congreso abrió espacios para hablar del transporte de ganado, razas puras, innovación y mercados, siempre con un mensaje transversal: el sector no pide privilegios, sino reglas viables. En palabras de los representantes internacionales, “la narrativa pública importa” y será clave para que el trabajo en el campo deje de ser estigmatizado.
El documento subraya compromisos medibles para 2025–2027, desde monitoreos de suelo hasta balances de carbono y programas de mentoría rural. La idea es ofrecer resultados visibles, verificables y útiles para la política pública y la sociedad.
La Declaración de Extremadura concluye con un llamado que resume el espíritu del congreso: “Dennos voz, valor y espacio para ser escuchados; porque si alguna vez fuimos acusados de ser causantes del problema, hoy se debe reconocer que somos parte integral de la solución”.



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