Un país pequeño en tamaño, pero gigante en control ganadero: así define un líder regional de la industria de salud animal al sistema de trazabilidad, reconocido por la OIE como referente global. Un modelo basado en precisión técnica y articulación público-privada que podría marcar el futuro de la producción cárnica en Sudamérica.
En la actualidad, la seguridad alimentaria y la transparencia en la producción ganadera son más valoradas por consumidores y mercados, es por eso que los sistemas de trazabilidad se han convertido en piezas clave para la competitividad. América Latina no es la excepción, y en este contexto, Uruguay ha logrado destacarse con un modelo que atrae la atención internacional.
El secreto del éxito uruguayo no radica únicamente en la tecnología o en la estructura del sistema. Según Rodrigo Abeal, líder de identificación regional de MSD Salud Animal, el verdadero valor está en la forma en que el país ha logrado articular esfuerzos entre el sector público y el privado.
“Estamos construyendo una política de Estado, no una política de gobierno, entonces para que esto perdure y sea una política de Estado, el sector público y el sector privado tienen que estar en la mesa”, aseguró.
Esta visión a largo plazo ha permitido que gremios de productores y autoridades trabajen en conjunto para garantizar la trazabilidad en cada eslabón de la cadena productiva. (Lea en CONtexto ganadero: Trazabilidad: "Desarrollo o todo nos llega tarde")
Es por esto que Abeal enfatizó que este tipo de articulación es el hilo conductor que comparten los sistemas exitosos del mundo, como los de Australia y algunos países de Europa.
Uruguay como ejemplo
A pesar de la sofisticación del sistema, Uruguay ha sabido mantenerlo sencillo y efectivo. Abeal explicó que la clave está en responder tres preguntas fundamentales: “1. ¿Dónde nacen los animales?, 2. ¿Por dónde se mueven (es decir, cambios de predio y de propiedad)? y 3. ¿Dónde mueren los bovinos (matadero, finca, etc.)?”.
Gracias a una base de datos oficial robusta y bien estructurada, el país puede rastrear con precisión cada movimiento del ganado desde su nacimiento hasta el destino final.
Cada bovino uruguayo cuenta con un chip y una caravana que lo identifica de forma única. Esta trazabilidad individual permite acceder en tiempo real al historial sanitario y de movimientos de cada animal.
Esta capacidad no solo mejora el control sanitario y la eficiencia productiva, sino que también eleva la confianza internacional sobre la carne uruguaya, abriendo puertas en los mercados más exigentes.
El caso del país sudamericano es una muestra clara de cómo la colaboración interinstitucional y la voluntad política pueden transformar la ganadería en un sector altamente competitivo y transparente.
Finalmente, el productor agropecuario debe tener presente que la trazabilidad no solo tiene valor comercial, sino que también permite mejorar las respuestas sanitarias ante brotes de enfermedades, facilita la planificación productiva, y fortalece la reputación del país ante organismos y tratados internacionales. (Lea en CONtexto ganadero: Certificación de origen, trazabilidad y distinción: ¿en qué se diferencian?)