Con exportaciones en ascenso, políticas públicas focalizadas y una creciente demanda nacional, la actividad pesquera está impulsando una transformación en el campo. Este dinamismo está generando empleo, promoviendo prácticas sostenibles y consolidando un modelo rural más competitivo e inclusivo.
El sector pesquero colombiano creció un 18,2% en el primer trimestre de 2025, según el más reciente informe del DANE, superando a otros sectores económicos como la silvicultura y convirtiéndose en el rubro de mayor crecimiento dentro de este sector.
En medio del debate sobre la transformación del campo colombiano, este renglón económico se erige hoy como el de mayor crecimiento en el agro colombiano. (Lea en CONtexto ganadero: La acuicultura amenaza la seguridad alimentaria de los países en desarrollo)
Este salto, que también representa un aumento del 3,2 % frente al último trimestre de 2024, no es solo estadístico. Es reflejo de una transformación en los territorios rurales del país, donde el ‘oro azul’ está generando empleo, fomentando la sostenibilidad y acercando al país al sueño de convertirse en una potencia agroalimentaria, como plantea el gobierno nacional.
“La pesca y acuicultura se han consolidado como un motor clave para la economía nacional”, destacó la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap).
Este auge no ocurre al azar, pues responde a políticas públicas orientadas a dignificar la labor de los pescadores, fomentar la pesca artesanal y articularla con cadenas de valor sostenibles.
Entre los factores que explican el dinamismo están el crecimiento de la demanda nacional e internacional de productos pesqueros y la tecnificación progresiva del sector.
Además, gracias a programas de capacitación y fomento, especies como la tilapia, la trucha y el camarón de cultivo están elevando su calidad y competitividad en los mercados de exportación.
Más que cifras
El repunte del sector ha sido clave para dinamizar economías rurales y generar oportunidades donde antes reinaban la informalidad y el rezago.
La acuicultura, en particular, ha contribuido a reducir la presión sobre ecosistemas vulnerables y ha promovido el uso responsable de los recursos hídricos, alineándose con metas de sostenibilidad ambiental.
Para la Aunap, este comportamiento confirma la tendencia positiva del sector. Desde la tecnificación de procesos hasta la mejora de condiciones laborales, la pesca está dejando atrás su imagen de actividad marginal para convertirse en protagonista de un nuevo modelo rural.
El crecimiento de la pesca y la acuicultura es el reflejo de una nueva visión del campo colombiano, apostándole a la diversificación productiva, uso eficiente de los recursos y la inclusión de comunidades históricamente marginadas.
*El crecimiento de la demanda de productos pesqueros y la tecnificación progresiva del sector ha ayudado al dinamismo del sector. *
¿Dejar pasar la tendencia?
Esta expansión plantea retos claves en términos de infraestructura, comercialización y sostenibilidad. Además, el riesgo de no consolidar esta tendencia es perder una oportunidad única para equilibrar el desarrollo territorial.
La Aunap insistió en la necesidad de continuar fortaleciendo los encadenamientos productivos, avanzar en el ordenamiento pesquero y aumentar el acceso a mercados para los pequeños productores. (Lea en CONtexto ganadero: En Semana Santa y durante todo el año, pescado colombiano impulsa empleos y revitaliza regiones)
Si Colombia quiere cumplir su promesa de ser potencia agroalimentaria con justicia social, como ha planteado el gobierno nacional, debe ver en el crecimiento de la pesca y acuicultura no una sorpresa, sino un modelo a replicar.