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A pocos días de elegir la candidata del CD, Cabal encabeza todas las mediciones externas y el pulso de la opinión

Autor invitado 11 de Diciembre 2025
Maria Fernanda CabalFoto: CortesíaEl liderazgo constante de María Fernanda Cabal es el resultado de años de trabajo coherente y firme.

Las proyecciones, el engagement y los estudios nacionales e internacionales —incluido AtlasIntel— muestran que María Fernanda Cabal llega con ventaja política y narrativa a la definición del Centro Democrático, consolidándose como la figura más sólida del uribismo rumbo a 2026.


A cinco días de que el Centro Democrático anuncie quién será su candidata presidencial —entre María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín— el ambiente dentro y fuera del partido ya tiene un mensaje claro: Cabal llega al 15 de diciembre con la delantera consolidada, no por la encuesta, sino por su trayectoria.

Porque en política los números pueden discutirse, pero las tendencias no. Y la tendencia es una sola: María Fernanda Cabal siempre ha ido adelante.

La encuesta interna que definirá la nominación uribista no es el origen de ese liderazgo, sino la confirmación de un fenómeno político que lleva años construyéndose. Lo que hoy se mide en cifras, antes ya era evidente en la conversación pública, en el debate nacional, en el pulso de la opinión y en el impacto que genera cada vez que aparece su nombre.


Una líder que no espera que la empujen: ella mueve la agenda


El liderazgo constante de María Fernanda Cabal es el resultado de años de trabajo coherente y firme. Desde mucho antes de que los sondeos comenzaran a circular, había un dato imposible de ignorar: Cabal siempre va adelante. No necesita que otros la presenten, ni que la respalden para hacer ruido, ni que el expresidente Uribe o el presidente Petro la mencionen para entrar en la agenda.
Cabal se abre paso sola, a pulso.

Cuando su nombre aparece, la opinión se mueve. Despierta emociones, genera conversación, divide posiciones, provoca reacciones inmediatas tanto en sus seguidores como en sus críticos. En un escenario donde la política colombiana parece saturada de voces repetidas, Cabal es una figura que jamás pasa desapercibida.

El engagement digital lo confirma:

440.000 menciones a finales de julio,

670.000 a mediados de septiembre,

661.000 a inicios de octubre.

Un volumen de atención que ningún otro precandidato del partido ha logrado. Cabal, literalmente, sostiene la conversación nacional por sí misma. Su nombre es una marca política consolidada, una identidad que arrastra audiencias sin intermediarios.


La heredera natural del legado uribista


En el Centro Democrático está claro que el partido atraviesa un momento decisivo. El uribismo necesita una figura que represente su esencia sin diluirla, pero que también tenga la fuerza para proyectarla hacia un nuevo ciclo político.
Esa figura, según todo lo que muestran las mediciones, es María Fernanda Cabal.

Su proyecto político es visto como la evolución natural del legado del expresidente Álvaro Uribe Vélez. No solo por su defensa firme de la seguridad democrática, la justicia y la libertad económica, sino por el estilo directo, sin rodeos, que la convierte en una voz nítida dentro de un panorama donde muchos prefieren la ambigüedad.

Por eso, incluso antes de que se abran las urnas internas, en el partido existe un consenso silencioso: Cabal llega con una ventaja real, profunda, de origen político y no solo estadístico.
Si el 15 de diciembre el resultado fuera adverso, ya hay evidencia suficiente para afirmar que ella ha sido la que ha llevado la delantera.


El golpe de AtlasIntel-Bloomberg: Cabal ya compite entre los grandes


La más reciente medición de AtlasIntel & Bloomberg – Latam Pulse, realizada entre el 22 y el 27 de noviembre con 3.078 adultos, dejó un dato que reconfiguró la conversación nacional:
Cabal, sin ser candidata oficial, ya está compitiendo en la liga de los grandes líderes del país.

El estudio la ubicó como la sexta imagen positiva más alta de todo el ranking nacional, un espacio históricamente reservado para expresidentes, alcaldes con alto reconocimiento o candidatos presidenciales ya consolidados.

Para una precandidata que ni siquiera ha sido proclamada por su partido, este resultado es un hito político. Es la prueba de que su nombre rompió el techo tradicional del uribismo y comenzó a ocupar un lugar central en la opinión pública.

Entre los jóvenes —vitales para el 2026— su imagen se fortalece. En un país donde las nuevas generaciones desconfían de los partidos tradicionales, Cabal aparece como una figura disruptiva, capaz de conectarse sin filtro ni cálculo.

La pregunta que deja la encuesta es inevitable: Si así está antes de ser candidata oficial, ¿cómo se moverán las cifras cuando entre en campaña?


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