En la Catedral Primada de Bogotá, María Claudia Tarazona, esposa del senador asesinado, y su padre, Miguel Uribe Londoño, despidieron al también precandidato presidencial, víctima de un atentado el pasado 7 de junio en la capital. Sus palabras hicieron un llamado a la justicia, repudiaron la violencia y la venganza, y reafirmaron la defensa de la democracia.
En medio de aplausos, lágrimas y un silencio que estremecía el recinto, María Claudia Tarazona, esposa del senador Miguel Uribe Turbay, pronunció un mensaje cargado de amor, gratitud y un llamado firme para que la violencia no se normalice en Colombia.
Con la voz quebrada, recordó los dos meses que su esposo pasó en cuidados intensivos tras el atentado del 7 de junio.
“Miguel resistió como un titán, como un guerrero, para darme el tiempo de prepararme para su partida. Ese es el verdadero milagro”, expresó, agradeciendo al equipo médico que lo atendió “como los mejores profesionales, pero también como los mejores seres humanos”.
En su intervención, Tarazona resaltó la calidad humana de Uribe Turbay.
“Fue un hombre decente, noble, generoso, un soñador que luchaba incansablemente por cumplir sus sueños. El más importante era que Alejandro, nuestro hijo, no viviera lo que él sufrió cuando, a los cuatro años, la violencia le arrebató a su madre”.
La esposa del senador Miguel Uribe también evocó el pasado doloroso de su esposo.
“Miguel no quería que se repitiera lo que él tuvo que vivir a sus cuatro años, y que dolorosamente hoy mi hijo Alejandro está viviendo. Romper una familia, quitarle a un padre a su hijo, a una esposa su esposo, es el acto de maldad más grande que puede existir. No puede volver a suceder”.
Destacó además su legado político: “Dejó sembrada una política decente, de principios y valores que no se negocian; una política con rectitud y con propósito de servir, no de beneficiarse a sí mismo. Era un hombre convocante, donde cabían todas las formas de pensar, siempre bajo el manto sagrado de la democracia, no de las armas ni de la destrucción”.
Con un tono de denuncia y esperanza, la esposa del senador insistió: “Nuestro país atraviesa días oscuros y dolorosos, no solo por la muerte de Miguel, sino por los miles de colombianos que han perdido la vida en los últimos años. No podemos perder la esperanza ni bajar la cabeza. La muerte de Miguel, de cientos de policías, militares y personas decentes no puede quedar en vano”.
Tarazona hizo un llamado a rechazar el odio y la venganza. “Los buenos somos más y el bien siempre prevalecerá. Lo que debe reinar hoy en el corazón de los colombianos es el amor y la fe infinita en un mejor país”.
Finalmente, se dirigió a su esposo con palabras que conmovieron a todos.
“Gracias por tu vida, por tu amor y por tu sacrificio por Colombia. Te amaré por el resto de mi vida y cumpliré mi promesa de darle a Alejandro y a las niñas una vida llena de amor y felicidad, sin odio ni rencores”.
El acto concluyó con un prolongado aplauso que se confundió con el llanto de quienes lo despidieron, reafirmando que la figura de Miguel Uribe Turbay trasciende la política y se inscribe en la memoria colectiva como un ejemplo de servicio y amor por Colombia.
Su padre exigió justicia y unidad nacional
De pie, frente al féretro de su hijo y con la voz cargada de memoria y dolor, Miguel Uribe Londoño revivió en la Catedral Primada de Bogotá una tragedia que golpea dos veces a su familia: “Hace 34 años, la guerra me arrebató a mi esposa Diana Turbay. Hoy, esa misma violencia me arrebata al hijo que cargaba en mis brazos el día que le di la noticia de la muerte de su madre”.
Uribe Londoño relató el paralelo doloroso que hoy vive su nieto Alejandro, de cuatro años, quien “ha tenido que escuchar la misma noticia que escuchó su padre a esa edad”.
Denunció que el asesinato de su hijo fue “un magnicidio” y “un crimen de lesa humanidad que no prescribe en el tiempo”, comprometiéndose a que “todo el peso de la justicia caiga sobre los verdaderos responsables”.
En un discurso cargado de reconocimiento, recordó a Miguel como “un hombre bueno, esposo amoroso, padre ejemplar y líder honrado”, cuyas ideas de seguridad y paz lo llevaron al Centro Democrático y a trabajar de la mano con el expresidente Álvaro Uribe Vélez. “Callaron a Miguel, pero no podrán callar la voz de millones de colombianos pidiendo a gritos un cambio”, advirtió.
El padre del senador fue enfático en que “la guerra tiene culpables” y que “no podemos quedarnos en la resignación ni en la simple pasividad”.
Invitó a responder con civismo y patriotismo: “La mejor manera de honrar a mi hijo es luchar todos juntos para construir un país sin violencia, un país de oportunidades, una Colombia con futuro”.
Uribe Londoño también lanzó un llamado político directo: “Tenemos una oportunidad única de frenar esta locura en 2026. No la desaprovechemos. Las ideas son indestructibles, pero necesitan ser materializadas para cambiar la historia de un país”.
Terminó su mensaje con una frase que resonó entre los presentes.
“Sin seguridad, nunca habrá paz. Sin seguridad, no habrá nada. Luchemos todos por esa causa. Ese fue el propósito al que Miguel dedicó su vida y que hoy nos toca a todos continuar”.