Una reciente encuesta reveló que, aunque la mayoría de productores afirmó no haber sido víctima de delitos, algunas veredas concentran incidentes recurrentes que afectan la actividad ganadera y agrícola. La inseguridad localizada podría escalar si no se fortalecen las medidas de control.
Mientras la mayoría de los habitantes rurales de Norte de Santander aseguró vivir con relativa calma, pequeños grupos criminales han encontrado en ciertas veredas un terreno fértil para imponer el miedo y extraer rentas ilegales.
De acuerdo con los datos recopilados por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), se encuestaron 1.105 veredas y 16.084 predios en el departamento, con un total de 17.255 datos procesados. (Lea en CONtexto ganadero: ¡La delincuencia arrasa con el campo! Ganaderos indefensos prefieren callar por miedo)
Si bien el 99,4 % de los productores manifestó no haber sido víctima directa de delitos en el último año, la información expuso que la inseguridad se concentra en zonas específicas que se han convertido en auténticos corredores de amenazas.
La capital San José de Cúcuta es el municipio con mayor número de incidentes, con 25 casos reportados, seguido de Tibú con 10, Ocaña con 8, La Esperanza con 7 y El Carmen con 6. La vereda El 25, ubicada en Cúcuta, destacó por registrar seis denuncias de hurto, carneo y extorsión, lo que la convierte en uno de los principales puntos de alerta para las autoridades.
Delitos que persisten
Entre los crímenes documentados, la extorsión y el hurto lideran la lista con 25 reportes cada uno. Les siguen el abigeato con 13 casos, el secuestro con 9, y otras modalidades como la invasión de tierras y el carneo.
La vereda La Pradera, en Ocaña, suma dos reportes de secuestro y extorsión que generan inquietud en la comunidad productora, mientras que en La Villanueva, El Carmen, se contabilizan dos secuestros y un hurto.
Según Fernando Murillo, líder de los Frentes Solidarios de Seguridad y Paz creados por Fedegán, la situación no puede minimizarse por el bajo porcentaje de casos frente a la cantidad de encuestados, pues muchas veces el ganadero no denuncia y no lo comenta entre sus colegas, lo cual genera que persista con más frecuencia.
Aunque la gran mayoría de productores asegura no haber sido víctima, el impacto psicológico y económico de los hechos denunciados se magnifica en las veredas donde los delitos se repiten.
Es por esa razón que se deben fortalecer los programas de prevención y respuesta inmediata por parte de las autoridades. Y desde los ganaderos, confiar en los Frentes Solidarios de Seguridad y Paz, que son un mecanismo creado para facilitar de manera inmediata la comunicación entre las autoridades y los productores en caso de cualquier caso delictivo. (Lea en CONtexto ganadero: ¡Ganaderos del Valle, en alerta! Extorsión y abigeato desatan ola de miedo en el campo)