Ganaderos denuncian que los márgenes de rentabilidad están quedando en manos de los intermediarios, mientras que ellos apenas pueden cubrir los costos de criar animales. La falta de organización, apoyo institucional e infraestructura de venta directa los tiene atrapados en un sistema desigual que amenaza el campo.
Los ganaderos de La Guajira siguen esperando que el precio de su esfuerzo se les reconozca. A pesar de que producen carne y queso de alta calidad, el valor real de estos alimentos se decide lejos de sus fincas, en manos de intermediarios que no deben asumir los costos y riesgos de criar animales.
Milagro Ojeda Britto, presidenta de la Asociación de Ganaderos de La Guajira (Asogagua), sostuvo que “aquí hay unas personas que no tienen ni finca ni ganado y le ponen el precio al queso y la carne”. (Lea en CONtexto ganadero: Ganaderos viven con costos por el cielo y precios por el suelo)
Según la dirigente, los precios en la región no son el problema, sino el hecho de que los propios ganaderos no controlan el mercado de sus productos. No venden directamente al consumidor ni a las grandes plataformas de comercialización, y eso deja el margen de ganancia en manos ajenas.
A pesar de que en las tiendas el queso no baja de $28.000 a $30.000 por kilogramo, el productor apenas sobrevive con precios deprimidos. En cambio, los intermediarios obtienen más beneficios que quienes deben alimentar al ganado, pagar jornales y mantener el campo en producción.
“Antes se ganaban 500 pesos por libra, ahora quieren ganarse $5.000”, afirmó Ojeda Britto.
Precios inflados en tienda
José Domingo Cuello, presidente del Comité de Ganaderos de San Juan, confirmó la brecha.
“Si voy a comprar carne, la pago cara. Pero si vendo una vaca, no quieren pagar ni $6.000 por kilo en pie”, manifestó.
De acuerdo con Cuello, el precio en vitrina no guarda ninguna relación con lo que recibe el productor. La leche y la carne tienen precios congelados en origen desde hace años, pero los costos de producción han subido.
Además, la infraestructura es otro factor que juega en contra de esta realidad que viven los ganaderos guajiros. En la región no existe una planta de beneficio, y la venta de animales se hace al mejor postor, lo que aumenta la dependencia de comerciantes sin regulación ni control.
Ojeda Britto expuso que “aquí se vende como quien dice, al que venga primero, porque el gobierno ni se preocupa”.
Ambos líderes coinciden en que la desunión del gremio es un enemigo interno. (Lea en CONtexto ganadero: La baja en los precios del queso está perjudicando a productores de La Guajira)
“Si fuéramos más unidos, más organizados, pondríamos nuestros propios precios”, lamentó.
La desarticulación ha dejado a los ganaderos a merced de un sistema que no les favorece. La ausencia de cooperativas fuertes, políticas públicas eficaces y canales directos de comercialización perpetúan el regazo del campo guajiro.
Mientras tanto, el consumidor paga caro y el productor sobrevive. Sin intervención institucional y sin un cambio estructural en la forma de comercializar, los ganaderos seguirán sin una tierra donde se produce sin ganar.