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¿Por qué miles de litros de leche en la Costa Caribe no cuentan para nadie?

Melanny Orozco 07 de Julio 2025
Leche que no alimentaFoto: Imagen de freepikLos tratados de libre comercio firmados por Colombia abrieron la puerta a toneladas de leche subsidiada que inundan el mercado nacional.

Millones de litros de leche se venden de manera informal en las sabanas de Sucre, Córdoba y Bolívar, mientras que miles de pequeños productores sobreviven vendiendo quesos artesanales a precios que no cubren los costos. Sin procesadoras, importaciones elevadas y una demanda que se debilita, la tradición lechera en estas regiones agoniza lentamente.


En las antiguas Sabanas de Bolívar, hoy repartidas entre Sucre, Córdoba y Bolívar, los ganaderos pequeños ordeñan vacas que les dan dos litros diarios. Mientras tanto, Colombia llena sus supermercados con leche en polvo importada de países que subsidian su producción. (Lea en CONtexto ganadero: Soluciones inmediatas y de fondo piden productores de La Mojana al gobierno)

Cada día, solo en ocho municipios donde la Federación de Ganaderos de Sincé coordina la vacunación bovina, se producen cerca de 250.000 litros de leche. Pero esa cifra es apenas una fracción de lo que se ordeña en toda la región, desde las riberas de La Mojana hasta los límites con el Sinú.

Paradójicamente, ninguna procesadora llega a estas fincas debido a que no existe infraestructura industrial capaz de recoger, transformar y comercializar la leche de manera formal. Esto genera un limbo productivo que obliga a los ganaderos a transformar su leche en queso de manera artesanal.

Según Jairo de Jesús Hernández Gamarra, presidente de la Federación de Ganaderos de Sincé, este queso viaja hasta Medellín, donde el precio final se fija según la demanda urbana, no según los costos de producción en las sabanas.

En sus palabras, “toda esta producción no está registrada en Analac, no es oficial. Y mientras tanto, los industriales hacen su negocio importando leche en polvo”.


Importaciones baratas


Los tratados de libre comercio firmados por Colombia abrieron la puerta a toneladas de leche subsidiada que inundan el mercado nacional. Estados Unidos y la Unión Europea apoyan financieramente a sus productores, reducen sus costos y colocan su excedente en países con menos protección.

Al llegar, esas importaciones compiten con la leche local, pero bajo condiciones que resultan imposibles de igualar para el pequeño ganadero de Sucre que ordeña en un corral de tierra.

Mientras tanto, en esta región se paga el litro de leche entre $1.000 y $1.300 pesos, una tarifa que no alcanza para sostener los mínimos gastos de producción. De acuerdo con Hernández Gamarra, “nos pagan a $1.200 cuando en el supermercado venden un litro a casi $5.000. Pero ni siquiera un litro completo, porque la bolsa viene con 800 o 900 gramos”.

A esta crisis se suma una campaña de desinformación sobre el consumo de leche entera. El productor aseguró que la publicidad insiste en que este tipo de leche contiene demasiada grasa, que eleva el colesterol y que es mejor sustituirla por productos vegetales, “como si la soya o la almendra se ordeñaran”, expuso.

La consecuencia reduce la demanda de leche fresca mientras el mercado premium se concentra en leche UHT que producen las grandes procesadoras, con márgenes que dejan fuera a los pequeños productores.


Abandono a la cuenta


Mientras Bogotá, Medellín y Cali consolidaron sus propias cuencas lecheras cercanas a los centros urbanos, las sabanas de Sucre y Córdoba quedaron relegadas. La lejanía encarece el transporte y, ante la ausencia de inversión en vías, electrificación y tecnificación, producir leche es un esfuerzo casi heroico.

Un pequeño ganadero de la región puede tener entre 20 y 50 vacas que apenas producen dos litros y medio diarios en promedio, como comentó Hernández Gamarra. Esto es completamente diferente a la Sabana de Bogotá, que superan los 20 litros.

La diferencia tecnológica y genética agranda la brecha, y mientras tanto, la modernización sigue siendo una promesa incumplida. “¿Quién compra un tractor en 200 millones de pesos con estos precios?”, preguntó el dirigente gremial. (Lea en CONtexto ganadero: Ganaderos aseguran que tener finca ya no es negocio)

Finalmente, si nada cambia, más de 3.500 millones de litros de leche al año seguirán circulando en la informalidad. El costo de oportunidad es inmenso, pues el empleo rural destruido, la tradición ganadera en extinción y una dependencia creciente de importaciones pueden dejar a Colombia en mayor vulnerabilidad alimentaria.


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