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Foto: fao.org/fileadmin.

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Agricultura baja en emisiones, nueva oportunidad de Colombia

Por - 28 de Febrero 2023

La deficiencia de nutrientes es uno de los problemas que afecta a los cultivos en Latinoamérica, en al menos un 50 %. Hoy se pierden, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, cuatro hectáreas de tierras de cultivo por minuto.


La deficiencia de nutrientes es uno de los problemas que afecta a los cultivos en Latinoamérica, en al menos un 50 %. Hoy se pierden, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, cuatro hectáreas de tierras de cultivo por minuto.   “Aunque pocos se lo imaginan, los fertilizantes hacen parte de su vida todos los días. Nutren las plantas con nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, y otros elementos, de la misma forma que los alimentos nutren a los seres humanos”, explica Marcelo Altieri, director regional para el Cono Norte de Yara, en un boletín de prensa.   De hecho, la mitad de todos los alimentos que se producen en nuestro planeta hoy en día, tanto para las personas como para los animales, es posible gracias al uso de fertilizantes.   Por ello los suelos deben fertilizarse para mantener el contenido adecuado de elementos minerales que los cultivos necesitan para su correcto desarrollo. Esto lo hacen mediante su absorción en el momento preciso y en las cantidades necesarias.   ¿Por qué usar nitratos y no urea?   Existen algunos fertilizantes que podrían tener un mayor impacto medioambiental que otros. La elección del tipo de nitrógeno, por ejemplo, es fundamental no solo en cuanto a la rentabilidad de la explotación agrícola, sino en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero y su impacto al pH de los suelos.   “Nos enfrentamos a un escenario realmente paradójico en la región. Las autoridades agrícolas y medioambientales conocen la importancia de reducir las emisiones para evitar el calentamiento global, pero hoy todavía se promueve el uso de la urea sobre los nitratos, a pesar de ser estos últimos una fuente de nitrógeno mucho más eficiente y con menor huella de carbono. Cuando la urea se aplica al voleo, casi la mitad del nitrógeno se pierde por volatilización del gas amónico (NH3)”, afirma Olaf Hektoen, director de Yara para Latinoamérica.   Como se evidencia en Colombia, el consumo agrícola de urea crece a una velocidad mayor en detrimento del consumo de nitratos. Aunque existen metas claras del Gobierno para la reducción de determinados gases, uno de los cuales es el amoniaco (NH3), este es el único cuyas emisiones siguen aumentando. Dichas emisiones tienen origen agrícola en un 97 %: dos tercios procedentes de la ganadería y un tercio de la fertilización.   “Esperamos que Colombia fije su camino hacia una agricultura mucho más sostenible, que impulse la rentabilidad de los productores, pero también nos ayude a alimentar el mundo de manera responsable y a proteger el planeta”, agrega Olaf Hektoen.

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