Mientras los productores buscan soluciones rentables y sostenibles ante las condiciones desafiantes del campo colombiano, una nueva alternativa surge desde la investigación agrícola, la variedad Melúa-31 con características que podrían redefinir el cultivo del tubérculo en esta región.
Una variedad de yuca, desarrollada por Agrosavia, ha sido gratamente recibida por los agricultores e industriales por su adaptabilidad, rendimiento superior y alta calidad para la transformación agroindustrial en Colombia.
En los Llanos Orientales de Colombia, donde el clima extremo y los suelos pobres han sido una barrera constante para el desarrollo agrícola, un avance empieza a cambiar el panorama.
Se trata de Melúa-31, una variedad de yuca que, gracias a su genética y características agronómicas, está llamada a convertirse en protagonista del agro regional. (Lea en CONtexto ganadero: Este es el potencial productivo de la variedad de yuca Melúa-31)
Esta variedad fue obtenida por Agrosavia a partir de semillas sexuales del programa de mejoramiento genético del CIAT en 1997. Hoy, tras más de dos décadas de investigación, el material presenta una serie de atributos que lo posicionan como una apuesta estratégica para zonas con la altillanura, la sabana y el piedemonte de la Orinoquía.
Héctor Sandoval, investigador del Centro de Investigación La Libertad de Agrosavia, aseguró que “estamos hablando de un potencial productivo que supera las 26 toneladas por hectárea en raíces frescas, y que en condiciones óptimas ha alcanzado casi las 40 toneladas”.
Además, su contenido de materia seca, superior al 36 %, la hace aún más atractiva para la agroindustria, especialmente en la producción de almidón.
Melúa-31 ha sido diseñada para trabajar con el agricultor, no en su contra. Su arquitectura erecta y vigorosa facilita el manejo del cultivo, reduce las pérdidas durante la cosecha y permite una mayor producción de material de siembra.
La altura de su primera ramificación, superior a los 100 cm, permite un mejor control de malezas, mientras que su sistema radicular ofrece raíces largas, uniformes y blancas, ideales para la industria.
Potencial para transformar
En la Orinoquía, una región que ya concentra cerca del 9% de la producción nacional de yuca con 30.000 hectáreas cultivadas, la llegada de esta variedad podría ser el impulso necesario para consolidar una cadena agroindustrial eficiente y rentable.
Su resistencia a suelos exigentes, su buena adaptabilidad y su impacto en la productividad podrían representar un punto de inflexión para miles de pequeños y medianos productores. (Lea en CONtexto ganadero: Aportes de trozos frescos de raíces secas de yuca para alimentación bovina)
Más allá de una mejora técnica, Melúa-31 representa una herramienta de desarrollo económico con potencial real para transformar el uso del suelo y diversificar la economía rural.
Finalmente, Sandoval expuso que esta variedad “se adapta muy bien en esta región del país por las condiciones de altillanura, sabana y piedemonte, lo cual favorece bastante a su producción”.