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En el mundo, exportar e importar carne no es una contradicción

03 de Septiembre 2018

En el mundo, varios de los principales exportadores de carne vacuna son, a su vez importadores, en cantidades variables. 

Uruguay, por ejemplo, exporta unas 400 mil toneladas (peso res) por año, pero en lo que va de 2018 lleva importadas unas nueve mil toneladas de cortes, que en un 75 por ciento provienen de Brasil y en un 19 por ciento, de Paraguay. En este último caso, debe destacarse que se trata en su mayor parte de cortes de la rueda (milanesa) envasados al vacío, que tienen una gran aceptación entre los consumidores uruguayos.   Las importaciones de carne paraguaya se multiplicaron por cuatro en el último año. Las operaciones se hacen a través de empresas importadoras, que distribuyen los cortes entre las carnicerías y supermercados de Montevideo. El precio de importación se calcula en unos seis dólares por kilo. En algún momento del año la carne importada puede llegar a representar el 10 por ciento del abasto local.   Del mismo modo, Brasil –que exporta más de 2,2 millones de toneladas anuales– importa también unas 60 mil toneladas de carne vacuna, principalmente picanha (a 9.500 dólares la tonelada) o asados o carne de vaca. Esta carne proviene de Argentina, Paraguay y Uruguay, y hasta no hace mucho, de Estados Unidos.   Argentina no está exenta: habría importado a principios de año una pequeña partida de carne para industria, y habría también importado un lote de terneros -a modo de prueba- de Uruguay, pero en ambos casos los negocios no prosperaron porque los valores no cierran. (Lea: Argentina retoma “protagonismo” en el mercado mundial de la carne)   Resto del mundo   Estados Unidos, que exporta 1,3 millones de toneladas de carne vacuna –en su mayor parte proveniente de feedlot–, importa a su vez unas 1,3 millones de toneladas de carne magra tipo manufactura, imprescindible para satisfacer la gigantesca demanda doméstica de carne picada. Lo hace porque necesita “corregir” el alto tenor graso de los recortes y trimmings locales, con carne muy magra que debe traer de otros países.   Compra además, desde hace décadas, mucho ganado en pie a México (un millón de terneros anuales) y a Canadá (novillos y vacas gordas, además de ganado de invernada). La importación de más de un millón de toneladas anuales de carne, para la fabricación de hamburguesas y chacinados, fastidia mucho a los ganaderos americanos. Pero los analistas resaltan siempre que ese tipo de carne de bajo precio, es indispensable para la puesta en valor de gran parte de la carne que produce Estados Unidos, que excede largamente el tenor graso que autoriza el Digesto Alimentario Americano.   México, que hasta hace pocos años era un importador neto (250 mil toneladas anuales), ahora exporta también 300 mil toneladas a varios mercados, incluido Japón. Algo similar sucede con Canadá, que compra y vende grandes volúmenes a Estados Unidos y México dentro del Nafta. (Lea: Así se califica la calidad de la carne en Estados Unidos)   Del otro lado del globo terráqueo, Japón importa más de 800 mil toneladas (peso res) al año, y también exporta pequeñas cantidades (unas cuatro mil toneladas peso producto al año), a un precio FOB de unos 60 mil dólares por tonelada. Vende “Kobe Beef” principalmente en Hong Kong, Taiwán y China, pero últimamente está avanzando en Estados Unidos, la Unión Europea y hasta en la Argentina, donde en las últimas semanas colocó pequeños volúmenes a modo de prueba. Por último, la Unión Europea importa unas 350 mil toneladas (peso res) por 1.900 millones de euros: pero exporta también un importante volumen de carne (400 mil toneladas) y de animales vivos, por valor de 2.400 millones de euros.

Por Ignacio Iriarte. Texto original en el siguiente enlace