La agricultura y la ganadería ecológica mejoran la biodiversidad

Nosotros somos biodiversidad, pero nuestra forma de ser, de actuar sobre el medio, también implica un enriquecimiento o un empobrecimiento de la biodiversidad. El hombre y su cultura, como producto y parte de esta diversidad, debe por tanto velar por protegerla y respetarla. (Lea: Ganadería ecológica podría alimentar al mundo sin dañar el ecosistema)
De acuerdo con esta responsabilidad universal, nuestra obligación no puede reducirse únicamente al mantenimiento de unos pocos espacios protegidos, de unas escasas islas naturales en un entorno de general degradación. Evidentemente, resulta muy complicado, por no decir imposible, reducir el impacto de nuestra actividad económica más urbana e industrial.
La agricultura y ganadería moderna actual, industrializada y dependiente de los combustibles fósiles, volcada en los productos transgénicos, en el consumo de toda clase de productos químicos, está provocando un preocupante empobrecimiento de la naturaleza. (Lea: Se puede tener alta producción de ganado con alimento a bajo costo)
Un suelo equilibrado resulta fundamental para preservar funciones como la fertilidad, la retención de carbono, los ciclos de nutrientes y, finalmente, la producción de alimentos. La diversidad de las especies silvestres es además necesaria para la gestión sostenible de las plagas, y sólo conservando una amplia gama de variedades agrícolas y ganaderas podremos afrontar con garantías los actuales y futuros cambios ambientales y climáticos del planeta.
Pero aún más importante. Los productos ecológicos ofrecen al agricultor y ganadero un mercado mucho más rentable, garantizando su permanencia en los pueblos; manteniendo esos usos y esos paisajes tan nuestros, tan valiosos, sobre los que se fundamenta nuestra cultura, incluso también la gastronómica. (Blog: Valor económico y ecológico de las cercas vivas en fincas ganaderas)