Alfonso Santana Díaz

¿Cómo el ganadero colombiano puede montarse en la ola de buenos precios mundiales?

Por Alfonso Santana Díaz - 18 de Septiembre 2025


La ganadería colombiana tiene hoy la oportunidad, no sólo de producir más carne bovina, sino también vender mejor, aprovechando un ciclo de precios internacionales que favorece a quienes estén listos a responder con más eficiencia y calidad.

Esta es una de las conclusiones que hace João Antônio Fagundes Neto, director general del Grupo Raca Agro de Brasil —una de mayores suministradores de insumos para la ganadería en Brasil— en una charla de Fedegán-Almagán sobre el panorama mundial del sector cárnico, y en la que explica en forma sencilla, cómo se comportará el ciclo de precios internacionales y por qué los países productores en la zona tropical son los llamados a producir carne bovina. No vacila en vaticinar que el futuro de la ganadería es el de la ganadería tropical.

Explica que estamos empezando un ciclo de aumento de precios a nivel global que puede durar dos, tres, o cuatro años, originada en la disminución del hato bovino.

En efecto, según datos de USDA, el inventario bovino mundial pasó de 943,7 millones de cabezas en 2023 a 922,7 millones en 2025. Como consecuencia de esta reducción, los precios del ganado seguirán altos y provocarán un aumento de retención de hembras a nivel mundial, lo cual mantendrá la presión alcista por algunos años más.

Desde el punto de vista del ciclo de precios, después de un período de baja de precios del ganado y caída de la faena de hembras, se entra a un período de recuperación. Desde mediados de 2024 el precio del novillo gordo a nivel mundial ha vuelto a subir, lo cual arrastra al precio del ternero. El siguiente paso, que se verá en los próximos meses, es la retención de hembras. Cuando eso ocurra, la oferta de carne disminuirá, los precios subirán, y se estará consolidando un nuevo ciclo de altos precios entre 2025 y 2027, concluye Fagundes.

Explica que en Estados Unidos se observa una transformación estructural de la ganadería, porque gran parte de su producción de maíz que era utilizado en confinamientos, hoy se destina a la producción de etanol, lo cual encarece los alimentos balanceados. Eso hace que los precios de su ganado estén subiendo por la alta dependencia de los granos, haciendo que la actividad sea menos rentable. En consecuencia, muchos productores están trabajando con márgenes reducidos y muchos están liquidando y saliendo de la actividad, aprovechando el alza de precios.

Por el contrario, en la zona tropical la carne se produce fundamentalmente a pasto y solo eventualmente se termina en confinamiento. Es por lo anterior que el costo de kilo producido sea mucho más bajo. Además, el sistema pastoril tiene la ventaja ecológica de capturar carbono y gases de efecto invernadero. Es por esto que Fagundes enfatiza en que el futuro de la ganadería es tropical, además de la mayor demanda por mejora en el ingreso.

¿Qué implica para la ganadería colombiana el inicio de un ciclo de precios a nivel mundial caracterizado por precios altos en los próximos años?

Para el experto es una ventana de oportunidad, pues abre una ventaja estratégica para la ganadería colombiana. Es el momento ideal para que los productores aceleren las inversiones en sus fincas, adopten tecnologías que aumenten la productividad y el país adelante una agenda de apertura de mercados compradores.

Pero pese al gran potencial que tiene la ganadería colombiana, no todo es color de rosa.

Colombia aparece en el ranking mundial de productividad bovina en el puesto 14, en producción en el puesto 12 en tamaño de hato en el 14, lo cual le da peso en el escenario internacional, pero pese ese a ocupar estos lugares —que le dan peso en los mercados internacionales—, la productividad de nuestra ganadería colombiana -sí, otra vez con el tema de la productividad- está muy por debajo a la que registran los principales países ganaderos de la región.

En efecto, la productividad del hato bovino colombiano, medida como toneladas equivalente canal (TEC) en relación al tamaño del hato, es de 25, en tanto que la de México es de 62.1; la de Brasil, de 60.9; la de Argentina, de 56.5; y la de Uruguay, de 51.8. En opinión de Fagundes, Colombia puede dar un salto importante en productividad, con tecnología, manejo, genética, generando de esta manera más carne con el mismo hato y ampliando su participación en el mercado mundial.

¿Qué limita la productividad en una finca? Y aquí entra otra opinión importante del expositor brasileño que, de alguna manera, contradice el andar de algunos productores colombianos. Dice que la genética no es la principal limitación, aunque deja en claro que hay que avanzar en varios frentes en forma armónica para obtener un retorno positivo de la inversión. Como primer paso, tener un mejor manejo del mismo hato de una finca. Instalaciones adecuadas para agua y alimentación y la correcta división de potreros, podrían generar una productividad mucho mayor.

Señala que estas son inversiones relativamente simples pero su ausencia limita fuertemente la productividad; luego, la salud animal, puesto que en la mayoría de las fincas la inversión en este rubro es muy baja en relación al impacto que puede generar; el paso siguiente es la formación de pasturas de calidad —con manejo rotacional, fertilización adecuada, e integración con agricultura—. Todo lo anterior se traduce en más animales por hectárea.

Concluye con algo que para nuestros ganaderos debe ser claro: Si los pasos anteriores no se cumplen, la suplementación se convierte en un correctivo costoso que reduce la rentabilidad. Pero cuando todo está en equilibrio, la suplementación se convierte en un acelerador de resultados.

Las condiciones están dadas: precios altos y retención global abren la puerta a una estrategia para ganadería colombiana, acelerando inversiones y mejorando el manejo de las fincas para producir más y vender mejor, y avanzando en agenda de mercados compradores. El lunar es la ausencia de trazabilidad.

Vea la charla completa en este link


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