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columna

Con Petro no hay nada que hacer

por: Carlos Alonso Lucio- 31 de Diciembre 1969

A veces uno se pregunta si Petro está equivocado o si lo que quiere es ofendernos. O si es que nos ve a todos cara de imbéciles

He hecho hasta lo imposible por comprenderlo. Por comprender sus lógicas, sus intereses y los de sus amigos. Es más, todos estos meses me entregué en brazos de una camisa de fuerza para no moverme durante el tiempo prudencial de su gobierno a ver si lograba encontrarme con el deseo de que el equivocado fuera yo. Lo digo en serio: hay veces en la vida que uno quiere estar equivocado y, en mi caso, esta es una de esas veces.

Pero es que hay cosas que por más que uno se exija, uno no aguanta. Por la sencilla razón de que son cosas que no parecen errores ingenuos, hasta ideológicos si se quiere, sino que son errores ofensivos, hechos adrede, para tirarse a alguien. Es como si el resentimiento y la ideología se hubieran convertido en los peores vicios del gobierno.

A veces uno se pregunta si Petro está equivocado o si lo que quiere es ofendernos. O si es que nos ve a todos cara de imbéciles.

La semana pasada dijo en el ALCA que el problema de las negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición radica en que uno de los posibles candidatos a la presidencia –se refería a Maduro– estaba siendo amenazado por una recompensa de $ 15 millones de dólares por su cabeza. Y que en esas condiciones no es posible avanzar hacia unas elecciones democráticas.

–¿Cómo así, presidente Petro?

¿No ve que lo que impide avanzar hacia la democracia venezolana es, precisamente, que al frente del gobierno esté un tipo comprometido con el narcotráfico, que se ha dedicado a apresar y torturar a sus críticos? El origen de la culpa del régimen de Venezuela no es la recompensa de $ 15 millones por Maduro sino el altísimo grado de criminalidad de Maduro y de su régimen.

– No nos vengan a meter los dedos en la boca.

Hace un par de días Petro dijo que tres pobres muchachos habían intentado suicidarse porque unas juezas les habían negado la libertad que el gobierno quiere darles. Todo debido a que “autoridades administrativas” –se refería a la procuradora general de la nación– presionaban a las juezas para negarles la libertad y que ahora él buscará que el Congreso de la República proteja a las pobres juezas amenazadas.

Mentiras. Ningunas juezas amenazadas.

Las juezas que han negado las libertades de los presos de las primeras líneas lo han hecho apegadas a la Constitución y la ley. Ningún presionadas por la procuradora. La procuradora no ha hecho más que defender a la sociedad, pegada a sus deberes constitucionales.

(Un paréntesis: muy cobardes esos de sus primeras líneas. Dizque intentar suicidarse porque les niegan una boleta de libertad… Eso les pasa por creer que revolucionario es cualquier lumpen. Además, muy flojos militarmente: tres güevones de una organización armada que intentan suicidarse y ninguno lo logra).

¿Quién ha dicho que constitucional es todo aquello que se le ocurra a Petro? ¿Qué tal esa nueva definición del Pacto Histórico?

Y cerró la semana con otra perla que queda como para enmarcarla en una gran antología de las arbitrariedades: sacó a Felipe Bayón de Ecopetrol y le dio toda la razón a la compañerita que puso de ministra de Minas.

Tenía que castigar a Bayón porque cometió el sacrilegio de ir a decir algo serio en Davos. Fue el único. El resto de los que hablaron a nombre del gobierno nos hicieron quedar como un zapato, comenzando por la ministra de Minas.

No nos vengan con cuentos. Echar a Bayón y optar por la genio del minminas no puede ser un error. Eso es un acto de perversidad con el país.

Por favor, ahora no vaya a cometer la segunda maldad: nombrar a alguien que le siga haciendo perder valor a Ecopetrol a punto de hacernos quedar como un zapato de foro en foro y de escándalo en escándalo.