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Cuentas alegres…

Por - 16 de Julio 2020

Con total estupor, que va mucho más allá de un profundo estado de preocupación y desconcierto, los ganaderos de Colombia recibimos noticias de una iniciativa propuesta por el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana.

No es fácil entender cómo una entidad prestigiosa emita una propuesta dirigida a gravar la producción pecuaria bovina y sus derivados, carne y leche, a fin de recaudar alrededor de $4,5 billones, mediante el establecimiento de un impuesto por cabeza de $15.000 con una periodicidad mensual, sin tener en cuenta mínimas consideraciones en cuanto al impacto que esta propuesta tendría en el sector ganadero colombiano, por lo que evidencia un fuerte componente temerario y me atrevería a decir, de total desconocimiento sectorial.

En primer lugar, resulta pertinente dimensionar el alcance de la propuesta emitida, donde establece el pago mensual de $15.000 por cada animal, lo que significa que, en 36 meses promedio de vida previos al momento del sacrificio se pagaría, sin la respectiva corrección monetaria, al menos $540.000.

Dado que el precio promedio de un animal gordo para sacrificio oscila actualmente alrededor de $2´300.000, gravarlo de acuerdo a la propuesta, representa un impuesto equivalente al 25 % con un agravante, no se grava el producto final sino todo el proceso de producción, además desconociendo variables fundamentales como la tasa de mortalidad, la estructura ganadera en el país, eventuales reducciones en el peso de los animales y el incremento permanente en los costos de producción, por lo que vale entonces preguntarse: ¿Resulta viable, oportuno, pertinente y, sobre todo, racional, proponer un aumento impositivo de estas dimensiones y bajo las características propuestas?

Por lo tanto y de manera previa a cualquier tipo de propuesta “innovadora”, es necesario conocer y entender los aspectos propios de la ganadería, especialmente lo concerniente con la estructura de producción bovina en Colombia.

De cerca de 700 mil predios dedicados a la producción ganadera, el 44 % dispone de menos de 10 animales, el 24 % responde a contar con no más de 25 animales y algo más del 14 % de los predios cuentan con no más de 50 animales, de tal suerte que el 82 % del total de predios corresponde a producción de pequeña escala que no puede ser entendida como grandes productores con posibilidades infinitas de asumir un impuesto nuevo de las dimensiones planteadas por la Universidad Javeriana.

¿Cómo recibirán este planteamiento las miles de familias campesinas que a lo largo del país derivan su sustento de supervivencia de la tenencia de 5 o 6 animales en producción lechera y que ahora, gracias a este tipo de iniciativas, para poder mantener sus animales deban pagar cerca de $100.000 mensuales? ¿Tiene esto algo de lógica racional y económica?

Desde el Gobierno Nacional, en un esfuerzo público privado con el gremio ganadero, se viene trabajando en el fomento al consumo de productos lácteos, en particular entre los sectores menos favorecidos, en donde el consumo de leche está siendo reemplazado por otras bebidas como las gaseosas que a todas luces no contribuyen con la adecuada alimentación de la población, en particular de los niños, por tanto, el aumentar las barreras para el acceso a estos productos a través de un impuesto nuevo, nos aleja aún más del propósito de fortalecer la seguridad alimentaria en el país y se profundizan los niveles de desnutrición en Colombia.

Vale recordar que el consumo per cápita en Colombia es de 36 litros/persona/año en estrato 1, de 52 litros/persona/año en estrato 2 y de 90 litros/persona/año promedio para los estratos 3 y 4. Que lejos nos encontramos de satisfacer las necesidades mínimas de consumo de productos lácteos que, de acuerdo a los lineamientos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura - FAO (Por sus siglas en inglés) el promedio persona año no debe ser inferior a los 180 litros.

Este tipo de iniciativa como la planteada por el departamento fiscal de la Universidad Javeriana carece de objetividad, de sustento técnico, pero sobre todo permite entrever un amplio desconocimiento de la realidad rural del país ganadero. Si para lanzar estas temerarias propuestas se parte de la percepción de que todos los ganaderos en Colombia son grandes potentados y ricos hacendados, sus bases de sustento no son otras que simples “Cuentas Alegres”...