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Dejaron sola a la economía: ¿Vamos bien o vamos mal?

por: Óscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969


El viernes pasado, el DANE reveló los datos del PIB para el segundo trimestre de 2025, el crecimiento fue de 2,1 %, más bajo que el primer trimestre de 2025, cuando alcanzó 2,8 %. ¿Es un dato bueno, regular, malo? Mirémoslo desde la óptica de cómo ha sido el crecimiento económico durante este siglo.

El crecimiento promedio de la economía colombiana entre el primer trimestre de 2001 y el tercer trimestre de 2022 fue de 3,94 %. En este periodo debió lidiarse con una fuerte pérdida de dinámica económica en 2009 (crecimiento promedio trimestral de 1,1 %) producto de la “Gran Recesión”, que se vivió en el mundo entre 2007 y 2009; y los lamentables impactos de la pandemia en 2020 con tasas de decrecimiento promedio trimestral de -7,2 %.

Veamos el resto de la serie: entre el cuarto trimestre de 2022 y el segundo trimestre de 2025 el crecimiento promedio de la economía fue de 1,49 %, dejando un rezago de casi dos puntos porcentuales en cada trimestre, con las consecuencias sobre el desarrollo y generación de riqueza que se desprenden de ello.

Ahora bien, dentro del sector ganadero las cifras que publica DANE para el segundo trimestre de 2025 son positivas, sin embargo, las cifras están dadas en volumen y no en valor de la producción, por lo cual vale la pena hacer un análisis estructural para ver cómo vamos.

En el caso del sector lechero el crecimiento en la producción de leche cruda fue de 11,1 %. Desde el cuarto trimestre de 2023 ha venido creciendo a un ritmo de 8,8 % por periodo, pero los precios por litro pagado al ganadero en el mismo horizonte (octubre de 2023 a marzo de 2025) disminuyeron 7 %. Hoy en términos reales el precio que se le paga al productor por un litro de leche es el mismo que se le remuneraba en septiembre de 2021, lo que desafortunadamente no permite que se deje atrás la crisis que ha afectado al sector.

Además, varios insumos y materias primas, que también habían bajado su cotización luego de superadas las crisis postpandemia, ya de nuevo han empezado a echar para arriba como es típico en el sector. Termina siendo aún importante que las alternativas de solución que se pusieron sobre la mesa se saquen adelante para mitigar subsiguientes crisis. ¿Qué ocurrió con la inclusión de productos lácteos en las dietas de los PAE o en los comedores y ollas comunitarias?, ¿qué pasó con la inclusión de productos lecheros en las raciones de las FF. AA., o las ruedas de negocios departamentales, o la creación de plantas de pulverización e incluso el fondo tripartito para el consumo que propuso Fedegán? Se requieren herramientas a la mano ¿están disponibles?

Ahora bien, frente a la generación de riqueza para el productor, de poco sirve producir más si los precios que se le pagan no mejoran. Hoy por fortuna, los precios al consumidor han tenido menores alzas, lo que ha mejorado el acopio, sin embargo, los precios al ganadero apenas tímidamente empiezan a reaccionar. Por eso resulta importante poner en marcha soluciones para que la próxima crisis no sea peor.

En el caso de la faena de bovinos, el crecimiento en el segundo trimestre fue de 7,8% frente al mismo período de 2024, cifra buena, incluso la del primer semestre del año alcanzó 9,2 %. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el primer semestre de 2024 no fue el mejor, de allí que la base de comparación no sea la más apropiada y se tengan crecimientos de este tipo.

Aquí resulta perentorio hacer un análisis más estructural. En el año 2013 Colombia sacrificó 4,14 millones de bovinos de manera formal mientras que su población fue de 45,4 millones de habitantes. Al contrario, en 2024 se sacrificaron 3,2 millones de bovinos formalmente, y el número de habitantes fue de 52,7 millones de personas. No resulta lógico que con un mercado que se incrementó 16 %, la faena haya caído 23 %. Surge entonces en la discusión el gran problema que está teniendo la cadena de valor, el sacrificio clandestino.

No hay duda de que con el cierre de plantas de beneficio animal desde el año 2007, la oferta formal que deberían recoger las plantas que continuaran abiertas no se dio, y al contrario esa oferta fue recogida por la clandestinidad, informalidad e ilegalidad, que desafortunadamente con mayores niveles de inseguridad ha ido también acentuándose. ¿Qué se ha hecho al respecto?

Surgen de nuevo preguntas sobre el asunto ¿las Secretarías de Salud municipal están haciendo la tarea frente a la comercialización clandestina de carne? ¿Cómo va el ICA, frente a la implementación del sistema de trazabilidad, elemento de política pública tan importante para luchar contra el contrabando y la informalidad? ¿Cuál es la estrategia nacional de Invima, y territorial de las gobernaciones para combatir la clandestinidad?

Ahora, por fortuna menores precios al consumidor han ayudado a estimular el consumo, pero de nuevo han empezado a ir para arriba. Mientras que en 2024 el IPC de la carne se incrementó solo 0,68 %, en los primeros siete meses de 2025 ya es de 5,4 %, aún con margen de que no dañen el consumo, pero con incertidumbre inflacionaria.

Es importante que con precios muy estables en el precio de la carne como fue 2024 y medianamente estables como ha sido el primer semestre de 2025, el consumo tenga reacción positiva, pero aún insuficiente frente al nivel de faena registrado en 2013. Aun con la mayor competencia actual de bienes sustitutos como el porcino y el pollo, hoy la faena anual debería estar por encima de los 4,6 millones de bovinos.

Sin duda se requieren políticas públicas fuertes y eficaces, especialmente en los temas de interés que con ciertas preguntas aquí he esbozado. Podríamos tener una economía mas boyante y un sector aportando aun más, pero sin seguridad e inversión, el crecimiento inercial en cualquier sector de la economía finalizará en cualquier momento.