Una vieja lectura de la historia sostiene que las tendencias ideológicas siguen un movimiento pendular. En los gobiernos democráticos esto resulta bastante válido, sobretodo si el régimen es parlamentario. Los gobiernos de centro derecha son remplazados por uno de centro izquierda y lo contrario. Gobierno y oposición pelean por mover el balance en su dirección.
Pocos son los momentos en los que el centro domina el espectro político. En las elecciones hay una tendencia a la alternación pues el ejercicio del poder desgasta, afecta el prestigio y genera enemigos.
Es normal que haya un cambio en el enfoque, el discurso y las prioridades. En general los cambios de tendencia se verifican a nivel internacional y existe cierta confluencia en los procesos.
Estamos entrando en una fase donde el péndulo se mueve, sin duda, hacia el centro izquierda. En América Latina hay gobiernos de izquierda en México, Bolivia y Argentina. El gobierno de derecha de Chile agoniza en medio de su falta de carácter. En España y Francia la derecha está más dividida que nunca y en Alemania la sucesión de la canciller Merkel no será fácil.
La pandemia ha debilitado a todos los gobiernos, pero golpea más fuerte a los de derecha que deben impulsar políticas de gasto público que van en contra de su posición tradicional.
El discurso de la derecha se ajusta mal cuando se trata de impulsar subsidios, intervenciones masivas y restricciones de las libertades económicas. Estas medidas aumentan la deuda y vendrán, en un futuro cercano, acompañados de mayores impuestos.
La derecha queda expuesta a las críticas de quienes, desde la izquierda, tienen la legitimidad de estas políticas que, además, la derecha no siempre ejecuta bien.
La pérdida de impulso de la derecha tiene muchas explicaciones. Personajes como Trump, Boris Johnson o Bolsonaro son fáciles de estigmatizar.
La polarización resultante es perjudicial porque la derecha pura es minoritaria y requiere el apoyo de grupos de opinión moderados que se incomodan con esas figuras controversiales. Para la izquierda, el escenario ideal es un hombre de derecha que aleje al centro y lo divida.
Pero la derecha tiene otros serios problemas de mensaje que no ha logrado manejar. Después de años de intervencionismo, las ideas de privatización tuvieron un gran auge. Pero los resultados de muchos de estos procesos han tenido resultados ambivalentes.
Los ineficientes monopolios públicos han sido, en muchos casos, remplazados por monopolios privados u oligopolios que se reparten un mercado sin verdaderamente competir. Tampoco es fácil argumentar que menores impuestos para los más ricos generen más crecimiento y empleo. La derecha maneja torpemente los temas de medio ambiente y derechos de las minorías que cada día son más populares.
En Colombia la izquierda lleva el viento a favor. Gobierna las tres principales ciudades, neutralizó a la figura más emblemática de la derecha, tiene discurso, varios voceros reconocidos, domina la juventud, las redes sociales y los medios de comunicación. Se acercan al poder. Casos como el de Ronald Reagan, que logró ser muy popular y un caracterizado vocero de la derecha, son muy escasos.
Miguel Gómez Martínez
Presidente de Fasecolda.
Portafolio, noviembre 03 de 2020