CONtexto Ganadero - 13 años

columna

Entre Navidad y Año Nuevo

por: José Félix Lafaurie Rivera- 31 de Diciembre 1969


Pasada la primera y de cara a un nuevo año, inicio estas últimas líneas de 2025 con el deseo, ya incumplido, de que los colombianos hayan podido encontrarse en familia alrededor del mensaje de Belén: Paz en la tierra…, aunque el odio y la violencia sigan anidando en los “hombres de mala voluntad”.

Una Navidad feliz fue apenas un decir para las 250 víctimas de 76 masacres, o para quienes sufren los ataques narcoterroristas en Cauca y los paros armados, el último de ellos una macabra oleada de violencia del ELN, que generó, en 72 horas, cerca de 100 acciones terroristas en nueve departamentos, con 12 muertos y centenares de heridos, para luego, con cinismo miserable –el adjetivo queda corto–, enviar al pueblo colombiano “un mensaje claro de paz” con un cese unilateral del fuego entre el 24 de diciembre y el 3 de enero de 2026. ¡Qué generosidad!

Por supuesto que rechazo el cínico anuncio de paz del ELN y, en consecuencia, tampoco comparto la declaración en la que “La Delegación del Gobierno Nacional en la Mesa de Diálogos para la Paz saluda el gesto del ELN de decretar un cese al fuego unilateral para las festividades de Navidad y fin de año. Es un buen augurio para la continuidad de los diálogos en el nuevo año”. La verdad, el Gobierno ya no tiene “nuevo año” para los diálogos y, por ello, entiendo la declaración como un mensaje de Petro a través de Vera Grabe, mas no de una comisión que, supongo, no ha sido siquiera convocada.

Aun así, a pesar de tan dura realidad, mi mensaje es de optimismo, porque la paz seguirá siendo un deseo válido para ese pueblo colombiano “de buena voluntad”, tenaz y resiliente, que no pierde la esperanza. La paz, además, es una condición necesaria para el segundo mensaje de las tarjetas de temporada: La prosperidad en 2026.

Esa prosperidad deseada, que se mide por el crecimiento de la economía, es algo en lo que no le fue mal al país en 2025, mas no por las acciones y decisiones del Gobierno, sino más bien a pesar de ellas, gracias al esfuerzo de nuestros empresarios, destacando a la micro, pequeña y mediana empresa, que suman más del 70% de la generación de empleo.

Mi condición de presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos me compromete a detenerme en el comportamiento de la ganadería durante 2025 a partir de las cifras disponibles. Con un hato cercano a los 30 millones de animales somos el principal proveedor de proteína animal –carne y leche– a partir de una producción de leche de 6.823 millones de litros a noviembre, y de más de 800 mil toneladas de carne estimadas para el año.

Las exportaciones ganaderas totales, a octubre, por 343 millones de dólares, ya habían superado las de 2024, con un crecimiento sostenido del mercado chino, y la deuda, aún no cancelada, del acceso al de Estados Unidos, más cercano y de mejores precios, que se convierte en reto prioritario para 2026.

Además del abandono del campo y por su causa, la inseguridad vuelve a amenazar a la ganadería, pero registro con orgullo la meta cumplida de 500 Frentes Solidarios de Seguridad para enfrentarla desde la unión solidaria, el apego a la ley y la articulación debida con las autoridades.

Ya tendré oportunidad de extenderme en los logros y retos de Fedegán y de la ganadería. Por ahora, mi deseo para los ganaderos y para todos los colombianos: que la paz se acerque a nuestra patria y, con ella, la prosperidad en el nuevo año.

@jflafaurie