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columna

La censura rusa llega a Colombia

por: Eduardo Mackenzie- 31 de Diciembre 1969

La embajada rusa en Colombia pide censurar la información sobre la guerra en Ucrania

El violento ataque de la embajada de Rusia en Bogotá contra La W Radio es una mala noticia para la libertad de prensa, de información y de opinión en Colombia.

La embajada rusa agredió de manera injustificada a La W al decir que una entrevista realizada por dicho medio era “extremista” y al acusar a esa radio de confundir la libertad de opinión con el “coqueteo con la ideología de terrorismo” (sic).

El silencio del presidente Gustavo Petro al respecto hace pensar que el acto de esos diplomáticos contra La W no molesta realmente al Palacio de Nariño. Por fortuna, el ministro Álvaro Leyva Durán recordó al menos las normas constitucionales y legales que protegen la actividad periodística y la libertad de información y de opinión en Colombia.

Es importante que los directivos de La W y la Agremiación Iberoamericana de Prensa Independiente (Aipicol), y otras personalidades, hayan objetado esa arremetida. Aipicol rechazó enfáticamente “la indebida injerencia de la embajada de Rusia en Colombia frente al trabajo periodístico de Julio Sánchez Cristo y los [otros] periodistas de W Radio Colombia”.

La embajada rusa exige “condenar activamente las ideas extremistas que promueve” esa entrevista. Ese pedido es grotesco. ¿Qué autoridad moral puede tener esa embajada para exigir tal gesto? ¿No representa acaso al gobierno ruso que el 24 de febrero de 2022 invadió a Ucrania y lleva a cabo desde 2014 una guerra de exterminio contra la población civil de ese país y pretende además derrocar las autoridades democráticamente elegidas y anexar por la fuerza a toda Ucrania?

La W había entrevistado por teléfono este 24 de mayo a Ilya Ponomarev, un diputado de la Duma rusa desde 2007, firme opositor de Vladimir Putin y empresario refugiado en Ucrania desde 2016. En 2014, Ponomarev fue el único diputado de la Duma que votó en contra de la anexión de Crimea por la Federación Rusa. Cuando Ponomarev viajó a California, el Kremlin anunció que no permitiría su regreso. Desde entonces, Ponomarev es activamente buscado por los agentes de Putin. Ponomarev no quiso huir a Estados Unidos cuando los blindados rusos cruzaron la frontera de Ucrania. Optó por seguir luchando contra el régimen ruso desde Kyiv, su patria adoptiva. Ante las amenazas que recibe él se comunica con los periodistas por teléfono a altas horas de la noche.

“Creemos que la guerra en Ucrania es una consecuencia directa de todas las acciones de Putin para usurpar el poder. Por lo tanto, queremos crear un nuevo poder”, declaró Ponomarev en noviembre de 2022. En 2012, junto con otro diputado, Dmitry Gudkov, él había dirigido las protestas contra el regreso de Putin al cargo de presidente de Rusia y contra las irregularidades de esa elección.

Este 25 de mayo Ponomarev estimó que la incursión de soldados rusos aliados de Ucrania en la región rusa de Belgorod constituye “el inicio del proceso de liberación de Rusia”. “Por primera vez, agregó, la bandera de la Rusia Libre ondea sobre las ciudades y pueblos rusos”.

Y ante los periodistas de La W Ponomarev estimó: “El régimen de Moscú va a caer después de perder la guerra contra Ucrania”. Sobre el ataque a Belgorod el exdiputado señaló que la Legión de la Libertad de Rusia actúa de manera autónoma y no es un instrumento de los ucranianos.

Ese discurso anti-Putin y esos hechos son que la citada embajada no quiere que los medios colombianos difundan. Para ellos esas tesis son “terroristas”. Sin embargo, los verdaderos terroristas son los que lanzan, desde el territorio ruso, misiles monstruosos contra hospitales, maternidades, escuelas, teatros y estaciones de bus en Ucrania. Los que representan al poder que ordenó torturar y asesinar con una bala en la nuca a una cincuentena de civiles desarmados en la ciudad mártir de Butcha, entre el 9 y 11 de marzo de 2022, no pueden hacer tales reclamaciones.

No sobra advertir que la carta de la citada embajada incluye un párrafo que pretende convertir en “ideologías radicales” la simple descripción periodística de las atrocidades que cometen las tropas rusas en Ucrania. La carta le pide al gobierno colombiano que prohíba esa información. Lo dice así: “En Colombia existe una legislación (…) que busca prevenir y combatir la propagación de ideologías radicales (…) y las organizaciones violentas”. ¿La prensa independiente son “organizaciones violentas”? Los periodistas no podemos dejar que el ataque contra La W sea visto simplemente como un incidente pasajero. Debemos ser conscientes de que esa carta contiene una exigencia liberticida explícita contra la que todos debemos luchar con determinación rechazando todo intento de censura y evitando todo tipo de autocensura.