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columna

No tome cuento

por: - 31 de Diciembre 1969

Tradicionalmente hemos utilizado la frase “no coma cuento, coma carne”, al referirnos a los engaños que pesan sobre el consumo de este producto básico y fundamental. Pero hoy me referiré al último mito que pesa sobre la producción de leche en el mercado colombiano.

¿Cuál es esa afirmación que de nuevo ronda en la cadena de valor y que no tiene un sustento en la realidad productiva? Así es, la vieja narrativa prediseñada de la “enlechada” de nuevo ataca.

Afirma el sector industrial que la caída de la demanda ha generado una sobreoferta. Bien es preciso entender que una cosa son las variables de consumo, que ante el creciente desempleo pueden terminar afectadas, y otra cosa es que exista oferta adicional de leche por cuenta de los productores, situación que no es así.

Al contrario, durante la época de pandemia en el país el consumo de leche líquida se incrementó entre marzo y mayo, tanto así que el índice de precios al consumidor para este producto registró un promedio al alza de 1,03 % en cada uno de esos tres meses. Indexando, cerca de 4 % en el trimestre. Alto, muy alto. Bien vale recordar que la leche junto al arroz y el huevo han sido de los productos más consumidos en esta época de crisis.

Además, debe sumarse el factor de tiempo seco que se vivió entre octubre de 2018 y mayo de 2020 que afectó el nivel de oferta. No había leche, por lo cual el precio tuvo una decente dinámica en estos meses, aliviando ligeramente la depresión que se traía desde mayo de 2012.

Pero no había leche, y no hay leche aun, pues a pesar de la entrada tardía de lluvias esta estará presente muy pocas semanas. Las estimaciones climáticas indican que las condiciones son neutrales, por lo que el clima será normal para esta época. Veranillo de mitad de año.

Pero además si registramos los inventarios de la industria, es evidente que sus niveles son muy bajos. Menos de 9.400 toneladas de leche en polvo, lo que demuestra que “enlechada” no hay, a pesar de que el sector industrial (lácteos, galletería, chocolatería) ha importado en el año más de 40 Mil toneladas, principalmente leche descremada desde EEUU.

Así las cosas, lo que hoy se vive es una contracción de la demanda, que le pega a todas las cadenas de valor, y que en los primeros meses de la pandemia no afectó el consumo de leche. Y, ante problemas en las variables de consumo las soluciones deben estar enfocadas allí, y no en el castigo a los ganaderos por hacer su tarea bien al proveer la oferta suficiente de leche.

El país tiene 30 millones de habitantes en estratos 1 y 2, los más afectados por el creciente desempleo que en mayo llegó a 21,4 %. Si en los siguientes meses del año se logran crear campañas de fomento al consumo para esas poblaciones vulnerables en un esfuerzo conjunto, en buena medida se habrá mitigado esta problemática que trató de disfrazarse de “enlechada” para señalar al ganadero como responsable. Tal vez la próxima dirán que la culpa es de la vaca. No tome cuento.

@ojcubillosp