Los presidentes ejecutivos de Fedegán y Aexgán, lanzan voz de alerta sobre la situación de la empresa ganadera colombiana y su devenir. Necesario tomarlo muy en serio:
Las exportaciones ganaderas en 2022 fueron US 524M, 2023 US 345M estimado, cayendo en 34%, muy grave dado la “vocación exportadora” de la ganadería colombiana.
Causas:
A- Devaluación de las monedas de los países competidores,
B- Revaluación del 17% del peso,
C- Disminución del precio global promedio de la carne en 19%,
D- Cierre temporal, dos meses de las Plantas de Minerva Food, responsables del 90% de las exportaciones de carnes, y amenaza permanente de salida del mercado nacional por falta de competitividad.
E- Ventajas no arancelarias de nuestros competidores, necesario derribarlas para igualarles y jugar en igualdad.
F- Implementación del programa de Trazabilidad que nos permita llegar al mercado de Estados Unidos, puerta de entrada a los grandes consumidores y,
G- Apoyo en recuperación del mercado de Venezuela y entrada a los mercados emergentes de Centro América, Caribe y México.
Preocupante la advertencia del presidente de Fedegán, “Una caída en las exportaciones de Carne principalmente, es una amenaza para la ganadería y el desarrollo social de las regiones”.
Tiene toda la razón, la ganadería colombiana es la empresa más importante del sector rural, tanto en tamaño, productividad y generación de empleos permanentes, un descuido sobre los anuncios del dr. Lafaurie, sería la debacle absoluta para la ruralidad colombiana y, operadores que desarrollan sus actividades en su entorno.
De otra parte, el grave impacto a pequeños ganaderos por presiones de animalistas y ambientalistas, si llegasen a aumentar los requisitos para la exportación de ganado en pie, que generaron al 2023 US 305M en divisas al país (caída US 62 M y 90.000 cabezas menos 2023), su operación directa produce más de 3.100 empleos directos y, beneficios a 551.097 predios (89.72%) con 21 reses promedio. Surte dependencia económica directa a 2.479.928 personas y, 1.100.000 empleos de carácter “directos y permanentes”, con incidencia en 4.441.140 personas.
Al aumentar las áreas por res, en un 20% y 350 Kgs, se hace inviable la exportación en pie, aumentando el flete, que finalmente serán asumidos por el pequeño productor en igual proporción (551.097, el 89.79% de ganaderos registrados), golpeando drásticamente el precio interno, impactado por la reducción de precios de nuestros competidores, cayendo en menos de un año de $10.000, a $7.000, de ahí, con una caída del 20% es decir de $1.400, lo que supondría un precio de $5.600 Kg potrero báscula, llevaría a la quiebra a pequeños ganaderos; quienes se verían desplazados de la oportunidad de colocar sus reses a exportadores en pie.
Teniendo que colocarlos, al no contar con las áreas y pasturas suficiente para llevarlos a las exigencias de peso que se propone, presionado desde las bancadas animalistas y ambientalistas en el ajuste a la resolución de bienestar animal a iniciativa del ICA, a entregarlo al gran cebador que posee áreas y pasturas para cumplir con el peso que proyecta estos grupos minoritarios, sin mirar los efectos en la sociedad rural general.
Se vislumbra así, una situación mucho peor que lo ocurrido en el 2009 con el cierre de exportaciones de carne a Venezuela, gravísimo para todos los operadores del sector rural.
Si se da como lo están solicitando, sería el fin de la ganadería colombiana de carne, el apague y vámonos, ojalá de manera temporal, mientras se controla el enjambre de langostas, que busca a todas luces decrecer sin mirar los daños directos y colaterales de sus decisiones.
@lacoutu