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columna

¿Para dónde vamos?

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

Cuál es el panorama general del mercado lechero, es la pregunta obligada que muchos nos hacemos hoy, pues solo en los cuatro primeros meses de 2019 las importaciones de leche y derivados lácteos superaron las 26 mil toneladas, con origen especialmente EE.UU. y UE.

Vale tener en cuenta que el precio internacional de la leche se forma por factores de oferta como el clima, o la cotización de granos y concentrados; y de demanda que incluye al mismo precio del barril de petróleo.

En los últimos 18 meses la cotización internacional del petróleo se ha mantenido estable, alrededor de los USD 63 dólares por barril. Esta situación ha hecho que el ingreso de los países petroleros, los mayores importadores de leche y sus derivados, se mantenga poco variable y por tanto su nivel de compras lecheras también.

Así las cosas, una demanda estable de leche ha hecho que su precio también se mantenga en los mismos términos: estable. Alrededor de USD 3.323 por tonelada de leche en polvo entera (LEP). Justamente, en el último año y medio cuando me han preguntado en cuánto está el precio de la tonelada de LEP, solo digo alrededor de USD 3.000.

Pero volviendo al análisis, el precio del petróleo es hoy más bajo que alto, al compararse con los USD 133 por barril de julio de 2008. Este comportamiento ha hecho que la oferta de dólares en Colombia haya sido menor y por tanto la tasa de cambio tenga tendencia al alza, es decir el peso se ha depreciado.

Pocos dólares circulando: mientras que en enero de 2013 un dólar se cotizaba en $1.770 hoy lo hace en $3.310. Sin embargo, la tasa de cambio alta ha servido como protección para evitar mayor entrada de leche importada, sobre todo en tiempo de escasez por verano y fenómeno de El Niño en los primeros meses del año.

Las proyecciones indican que el precio del petróleo no tendrá exageradas alzas, a pesar de las tensiones en Medio Oriente entre Irán y EE.UU., o por la guerra comercial de este último con China. Consecuencia de la cotización del petróleo será que nuestra tasa de cambio se mantenga alta y se evite en buena medida la alta importación de leche y sus derivados.

Pero hagamos el análisis inverso. Si la tasa de cambio hoy es alta, debería el país estar exportando leche, pues el ingreso sería 87 % más alto que lo que pudo ser en enero de 2013, fecha que tomaba como referencia.

La realidad es que entre enero y abril de 2019 solo se han exportado 767 toneladas de leche, y la razón que se acusa para no hacerlo es la poca oferta lechera en el mercado interno, lo que ha llevado a la subida del precio. Efectivamente ente diciembre de 2018 y abril de 2019 el precio por litro se incrementó en 5,8 % según los datos de la Unidad de Seguimiento de Precios de la Leche del Ministerio de Agricultura.

Lo que no puede ser determinante es que dependamos del clima o la tasa de cambio para que la actividad lechera sea competitiva. Qué pasará entonces si hay muchas lluvias y mucha leche, o la tasa de cambio vuelve a los $1.900 ¿terminamos inundados de leche importada y con el precio interno descolgado?

Bien vale monitorear todas las variables, pero la rentabilidad del negocio ganadero debe aparecer tanto en “x” como en “y” condiciones, de lo contrario su negocio es otro.