CONtexto Ganadero - 13 años

columna

Perdón complicado

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

El concepto pueril y mágico del perdón para reparar pequeñas ofensas, nos llevaba hasta la absurda aspiración de abolir el pasado. Desde la infancia buscamos el perdón. Nos amparábamos en él pensando que es táctica de emergencia, no muy digna, pero eficaz.

El concepto pueril y mágico del perdón para reparar pequeñas ofensas, nos llevaba hasta la absurda aspiración de abolir el pasado. Desde la infancia buscamos el perdón. Nos amparábamos en él pensando que es táctica de emergencia, no muy digna, pero eficaz.

Es posible que nos haya deformado el excesivo uso de este recurso.?También hay quienes creen haber actuado bien todo el tiempo. En esos que se creen perfectos, algo peor es que les tiene sin cuidado los perjuicios que pueden haber causado. ?Arrepentirse ha sido más fácil que obrar bien.

El perdón consagró el poder reconquistar la tranquilidad de espíritu, para recuperar la estabilidad cotidiana. El cuento se complica cuando algunos quieren perdón, sin arrepentirse. No les basta el indulto, exigen premios y reconocimientos imposibles. Sabemos que toda autoridad, aún la más democrática, es una forma de opresión, un inolvidable imperativo. (Lea: "Queremos una paz sin impunidad": Alejandro Ordóñez)

La calidad de la sanción proclama la definición del Estado. ?Es bueno destacar la grandeza del perdón, pero hay uno que no la tiene. El que es producto del  cálculo, o del cinismo. Cuando se usa para lograr un beneficio personal, termina en un indulto que muchos consideran burla, impunidad, manipulación artera.? Aquello de ojo por ojo y diente por diente tiene una crecida fanaticada.

La venganza es una retaliación explicable en los humanos. Castigar ha sido ruta muy transitada, ya que perdonar poco ha servido porque todos descendemos de Caín. Shakespeare, el más grande conocedor del alma humana, afirma: “nada envalentona tanto al malhechor como el perdón”. ?Una negociación ofrece perdón y olvido. Algunos creen bueno perdonar guerrilleros pero no a paracos, ambos sucios de sangre y cocaína, de secuestro y extorsión.

El perdón no es un concepto aséptico, si es que hay alguno que lo sea, decía Borges.?Algunos ingenuos creen que una cucharada de perdón resuelve todo, así se deterioren principios y normas.

Se atenta contra la justicia en su esencia, se perturba el aparato social en su equilibrio, aunque lo promueva el propio Presidente con ambición reeleccionista.?Pretenden que en este “especialísimo” proceso no hay nada que perdonar. No hay arrepentimiento, porque nada pasó. (Lea: La tormenta perfecta)

Nunca traficaron drogas. No hay secuestrados. No existen los crímenes de lesa humanidad, que por el tratado de Roma juzgarían altos tribunales. Dizque solo son embelecos de unos quejosos. ¿Cuáles delitos, si son inocentes de todo? Tendremos que pedirles perdón.? Si lograron arrodillar a las autoridades, ¿qué nos queda a los de a pie?? Las cosas son al revés, afirmaba Ortega y Gasset: “hay que aprender a olvidar, solo entonces podrá haber perdón”.?Olvidar es la gran solución, decía en un bolero Bienvenido Granda. Pero el perdón es complicado cuando parece impunidad.

abeltranpareja@gmail.com?