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columna

Qué pasaría si…

por: - 31 de Diciembre 1969

Hace un par de días tuve de nuevo la ilusión de creer que retornarían la libertad y la democracia a Venezuela. Ilusión que se esfumó con el paso de las horas. Sin embargo, me quedó en mi cabeza el pensar qué ocurriría con la economía colombiana y su sector ganadero si tuviéramos como vecino a un país democrático que le dejara al mercado hacer su labor.

Lo primero que ganaríamos sería la de un mejoramiento cambiario por la libre fluctuación del Bolívar estimulando de un lado la producción en Venezuela, y de otro, el comercio en Colombia hacia el país vecino, tanto en bienes intermedios como finales.

Pero además una mejor simetría en las monedas que, sin duda, ayudaría a que se redujera el contrabando proveniente de ese país que hoy es estimulado por los diferenciales cambiarios y el mejor poder adquisitivo de nuestra economía.

Con la reducción del contrabando, que incluye el de leche en polvo, carne en malas condiciones y animales vivos; automáticamente mejoraría el sacrificio formal de animales doméstico, además de reducir los riesgos para que se presenten nuevos brotes de aftosa.

Precisamente en el tema de erradicación de aftosa, solo se tendrá total tranquilidad al respecto en Colombia, cuando del otro lado de los 2.219 km de frontera, exista un real compromiso de evitar el contrabando, y se ejecuten acciones concretas para controlar tal enfermedad.

Y es que el tema de contrabando de bovinos desde Venezuela le ha hecho bastante daño al país, además del propio deterioro productivo del mismo sector en Venezuela. Vale recordar que el hato ganadero en el vecino país era de 21 millones de cabezas en 1999; pero para 2017 apenas superaba los 8 millones.

Ahora bien, por el tema migratorio también se podrían tener beneficios, bien por el retorno de muchos venezolanos a su país, como por la reducción de la dependencia en las remesas que hoy se originan en nuestro país pero que no generan consumo doméstico.

Con Venezuela en democracia y abierto al mercado la economía colombiana tendría unos considerables crecimientos en su producción para abastecer a su socio comercial natural. Los flujos de inversión se dispararían.

Pero ojo, lo que no se puede olvidar son las lecciones aprendidas en estos 20 años de mal manejo económico venezolano. En este periodo Colombia tuvo que ir a tierras lejanas a buscar nuevos mercados: Rusia, Medio Oriente, África del Norte, Hong Kong, en fin, para reemplazar lo que algún día fue un mercado boyante y amplio en riqueza. Tales mercados deben consolidarse aparte que vuelva, o no, el mercado venezolano. Los huevos en diferentes cestas para minimizar los riesgos.

Serían múltiples y crecientes los beneficios de tener libertad y mercado en Venezuela. Lo lamentable de pensar con el deseo es volver a una realidad que marca todo lo contrario a lo que se quiere. Sin embargo, vale la pena persistir. Por ahora solo queda pensar en qué pasaría si...