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¿Quién debilita al Estado?

Por - 05 de Noviembre 2020

Los peligros que entraña un estado de las cosas en donde debe garantizarse el bienestar uno a uno, dejando a un lado la máxima del interés general y casi llegando a una situación en donde la Constitución Política debe ser personalizada.

Libertad y orden son las consignas que se encuentran en nuestro escudo nacional, aunque no puede existir libertad absoluta pues de ser así terminaríamos en la anarquía. Precisamente eso busca el orden, que a través de las instituciones se limite en las justas proporciones las libertades, a fin de convivir con seguridad, paz y abundancia entre individuos. Es la ley el instrumento que le da vida al orden.

Así las cosas, la aplicación de la ley no solo brinda orden cuando se ejerce, sino que además envía mensajes a la sociedad de las consecuencias que trae no cumplirla.

Sin embargo, en la medida en que existan conductas inapropiadas que afecten a la sociedad, pero además no existan leyes que cumplir, los individuos tomarán ventajas pensando en su propio beneficio. Más lamentable resulta que existan leyes para proteger los intereses generales, pero que se debilite poco a poco la acción institucional menoscabando al Estado.

Desafortunadamente es el caso para Colombia, en donde determinadas acciones le quitan poder de acción al Estado. Un par de ejemplos pueden resultar útiles. El primero, la prohibición sobre la erradicación de cultivos ilícitos a través de glifosato con el argumento de sus “efectos dañinos” frente a la salud pública.

Pero, podemos comer, sin ningún perjuicio, aguacate, papas, frutas, azúcar, en fin, muchos productos de origen agrícola que han sido fumigados con glifosato, ¿sin embargo, cuando se usa en cultivos ilícitos sí resulta perjudicial?

Un segundo ejemplo, y reciente, tiene que ver con la prohibición de uso de gases lacrimógenos para disuadir actos de vandalismo. Se restringe su uso bajo una razón de fábula: puede posibilitar la transmisión del Covid19. ¿Bajo esas lógicas planeamos ganar las luchas contra el narcotráfico y los criminales?

Pareciera ser que casi entramos a un estado de las cosas en donde debe garantizarse el bienestar uno a uno para los individuos, dejando a un lado la máxima del interés general y casi llegando a una situación en donde la Constitución Política debe ser personalizada.

Ahora se les ha ocurrido proponer una renta mínima vital. Por supuesto importante de poderse lograr, pero no vivimos en un Estado de la utopía que tiene recursos infinitos para entregar a sus pobladores. No lo logró la antigua URSS, ni los que componían la Cortina de Hierro, lo intentó Venezuela suponiendo que su petróleo les garantizaría dicha renta, y llegaron a la quiebra.

Por supuesto, la propuesta, financieramente inviable, tiene como objetivo hacerle daño al Estado cuando diga que no es posible realizarse. Saldrá entonces “el redentor” a decir que sí se puede, en la nueva estrategia populista de caos que tratan de imponer en nuestra cotidianidad política.

La pregunta que debemos hacernos es quién debilita al Estado y cuál es el objetivo que tiene. La mayoría lo sabemos o lo sospechamos, y es claro que su estrategia de restringir el orden e imponer la anarquía puede hacer mucho daño al desarrollo del país.

De no ser sujetos más críticos y analíticos en materia política el día de mañana nos impondrán hasta las dietas que debemos seguir. Solo piense en España en donde ya el socialismo ha manifestado su intención de prohibir que se coma carne los lunes. Atentos debemos estar.