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columna

Referendo por la vida

por: Abelardo De La Espriella- 31 de Diciembre 1969

Este no es un asunto de menor cuantía. Lo que pretende hacer el magistrado Alejandro Linares, con su proyecto de ponencia, permitiendo el aborto sin excepción ninguna, es un atentado contra la vida que la sociedad no puede permitir.

La Corte Constitucional, a través de distintas sentencias, ha ratificado que debe existir alguna de las causales por ella autorizadas (violación, inviabilidad real del feto o riesgo inminente a la vida de la madre) para proceder con la interrupción del embarazo, siempre y cuando esto ocurra dentro de las primeras semanas de la gestación.

Con su ponencia, el santista Linares busca cambiar la jurisprudencia de la Corte Constitucional, tribunal que en 18 ocasiones ha mantenido la misma postura. Cualquier cambio que vaya a hacérsele al asunto del aborto le corresponde al Congreso de la República, que no ha querido o no ha podido abordar este asunto, que es de vital importancia para nuestra sociedad.

En consecuencia, y ante el abuso que se está cocinando en la Corte Constitucional y la incapacidad   –o cobardía– del legislativo, debemos proceder, siguiendo la recomendación del presidente Uribe, en el sentido de que seamos los colombianos, ejerciendo nuestra condición de constituyentes primarios, los que digamos la última palabra, a adelantar un referendo por la vida.

En ningún caso, el aborto puede convertirse en un mecanismo de planificación familiar, como pretende el magistrado Linares. La sexualidad, como todas las acciones de la vida, debe ejercerse con responsabilidad, y ello implica el empleo de métodos anticonceptivos, nunca del aborto, como alternativa para impedir los embarazos no deseados.

Estamos hablando de proteger la vida de seres indefensos que están formándose dentro del vientre de sus respectivas madres. Esto no puede caer en un debate innecesario y desgastante: hay vida desde el primer momento; desde el instante de la fecundación del óvulo. Lo demás que se quiera decir debe ser catalogado como argumentaciones ficticias, con el propósito de otorgarle sustento al hecho concreto de asesinar a una criatura que, insisto, se encuentra en total estado de indefensión.

En este debate todas las opiniones en defensa de la vida del que está por nacer son legítimas. Desde los que defendemos la vida como valor supremo, hasta los que enarbolan razones religiosas para el mismo fin. La decisión final del aborto no puede ser adoptada por 9 magistrados que se arrogan facultades que no les corresponden. Que no lo olviden: ellos hacen parte de una corte CONSTITUCIONAL, que no CONSTITUYENTE.

Ellos no pueden modificar alevosamente nuestra estructura legal ni mucho menos el espíritu de la Constitución. Su función es la de salvaguardar la juridicidad y no la de alterarla al arbitrio de sus ideas políticas.

Convoco a la ciudadanía para que adelantemos sendas manifestaciones en defensa de la vida y, desde ya, me ofrezco para apoyar los respectivos comités para efectos de finiquitar los detalles que desemboquen en la convocatoria ciudadana de un referendo por la vida. Alejandro Linares y sus compinches podrán hacer lo que les venga en gana, que nosotros los ciudadanos utilizaremos las herramientas que nos otorga la Constitución para defender la vida.

Señores magistrados de la Corte Constitucional: ¡Nos vemos en las urnas!

La ñapa I: Bueno es que los colombianos acepten de buena gana el hecho de que el país creció un 3.3% el año pasado, al margen del escepticismo de los “expertos”. Las cifras no mienten, y en la calle se nota su veracidad.

La ñapa: II: Definitivamente, parece que en esta tierra de bananos y café la única solución para todo es el paro: los taxistas, en vez de mejorar su modelo de negocio, se empecinan, mediante ceses de actividades y obstrucción de vías, a sacar a Uber de circulación, que, dicho sea de paso, se asesoró maravillosamente para volver a operar en el país.

La ñapa III: Por repelente que pueda parecer el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, buena idea la suya la de disponer el ingreso de la Fuerza Pública en las universidades, cuando se detecte en ellas la presencia de explosivos durante marchas o manifestaciones. La autonomía universitaria no significa, en modo alguno, autonomía territorial.

La ñapa IV: Si el presidente Trump logra, como todo parece indicarlo, acordar con los talibanes el fin de la guerra en Afganistán, no solo habrá cumplido una de sus promesas de campaña, sino que asegurará su reelección.

Abelardo De La Espriella: Es Abogado, Doctor Honoris Causa en Derecho, Máster en Derecho, Especialista en Derecho Penal y Especialista en Derecho Administrativo. En 2002 fundó la firma, DE LA ESPRIELLA Lawyers Enterprise Consultorías y Servicios Legales Especializados, de la que es su Director General. Es árbitro de la lista A de la Cámara de Comercio de Bogotá. Ha sido apoderado de los procesos jurídicos más importante de la última década. abdelaespriella@lawyersenterprise.com