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Augusto Beltran Segrera

columna

Reformular el debate: la carne roja, ¿aliada o enemiga de la salud y el planeta?

por: Augusto Beltrán Segrera- 31 de Diciembre 1969


¿En qué punto estamos? La discusión sobre la carne roja no es nueva, y sigue siendo un tema candente. Algunos dicen que hay que dejarla de lado por completo; otros, que si se consume con cabeza, puede ser parte de una dieta saludable y un sistema agrícola responsable. Y ahora, un informe del Consejo de Desarrollo de la Agricultura y la Horticultura (AHDB) en Reino Unido viene a aclarar las cosas: no todo es blanco o negro. La balanza tiene aspectos muy valiosos que no podemos ignorar.

Primero, la carne roja no es nuestro enemigo ni de la salud ni del planeta. La carne magra y sin procesar es uno de los alimentos más nutritivos que existen. Una fuente increíble de proteínas de calidad, hierro biodisponible, zinc y vitamina B12—fundamentales en todas las etapas de la vida, pero especialmente en niños, mujeres embarazadas y mayores. Por ejemplo, la carne magra de vacuno aporta más del 50 % de las necesidades diarias de estos nutrientes, ayudando a prevenir deficiencias comunes en la población del Reino Unido.

Hay que entender una cosa importante: no toda la carne es igual. La carne procesada tiene mucho más riesgo para la salud que la carne magra sin procesar. Agruparlas en un mismo saco lleva a conclusiones falsas y alarmas innecesarias. Diferenciar es clave. La carne magra bien gestionada y sin conservantes no debería ser vista como un riesgo, sino como un aliado.

Y en cuanto a sostenibilidad, en Colombia y otros países también podemos hacer las cosas bien. La producción responsable de carne puede ser un ejemplo de agricultura que cuida el medio ambiente. Buenas prácticas como el manejo adecuado del pastoreo, sembrar cultivos para captar carbono en el suelo, reducir emisiones y aumentar biodiversidad ya están dando resultados concretos. Hay proyectos que han demostrado que algunas explotaciones ganaderas alcanzan emisiones netas cero, almacenando cantidades importantes de carbono en el suelo.

Además, la ganadería ayuda a cerrar el ciclo. Transforma residuos vegetales y sobrantes de comida en proteínas de alta calidad, fomentando la economía circular y reduciendo residuos. La agricultura responsable puede ser parte de la solución real a la crisis climática.

Por eso, en lugar de hacer un llamado general a reducir la carne, hay que enfocarse en quienes más la consumen. Los jóvenes hombres entre 19 y 39 años, que hoy en día superan los 86 g diarios. Reducir su consumo a los niveles recomendados sería un paso gigante para mejorar su salud y reducir el impacto ambiental. No se trata de eliminar, sino de gestionar mejor.

En definitiva, no podemos seguir en los extremos. La clave está en un enfoque equilibrado, informado, con datos concretos. La carne magra, bien gestionada, puede ser una aliada poderosa para una población saludable y un sistema agrícola más sostenible. Solo así, gestionando, moderando y aprovechando con responsabilidad, avanzaremos hacia un futuro donde la salud y el medioambiente caminen juntos.

Y, para terminar: la carne roja, si se produce y consume con criterio, es parte de la solución, no del problema.