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columna

Sigue alimentándote

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

Ante la situación que vive el planeta, la tendencia actual de consumo se inclinó hacia los bienes necesarios dejando aplazada la compra de bienes de lujo pues la incertidumbre sanitaria y laboral han obligado a la mesura.

Lo que es evidente es que una sociedad puede sobrevivir sin productos suntuosos, incluso sin algunos commodities como el petróleo, cuya demanda se vino al piso al igual que su precio, hoy en USD22 el barril.

Lo que al fin y al cabo termina siendo fundamental para cualquier comunidad es acceder a bienes que garanticen su sobrevivencia, hoy, todo lo relacionado con cuidado de la salud y por supuesto alimentos.

Por fortuna, y gracias a los productores agropecuarios y a las diferentes cadenas de valor en su parte de procesamiento, abastecimiento y comercialización, el consumo de leche y de carne no ha disminuido.

Al contrario, la tendencia parece ser de crecimiento, al menos moderado, pero que pudiera ser mejor sabiendo que sí ha existido una tendencia al alza en el precio de algunos productos, consecuencia de las fallas del mercado y de algunos brotes especulativos que han sido bien controlados.

Ahora bien, quienes demandan carne y leche no son solo los residentes del país. El mundo en general necesita más alimentos pues la problemática sanitaria es global. Hasta fines del mes de febrero el país exportó 4.532 toneladas de carne, lo que representa un crecimiento de 224% frente al mismo periodo de 2019.

Por supuesto, el mes de mayor dificultad nacional e internacional es marzo, cuyas cifras ya podremos analizar la próxima semana, bien en producción nacional como en comercio internacional, y que nos indicará las situaciones a corregir en caso de existir un desajuste en el consumo.

En el caso propio, he logrado surtirme de lo que he requerido sin mayor problema, hablando de lo relacionado con alimentos, pero que sin embargo requerirán algunos ajustes en la “nueva” planeación de la demanda. ¿Qué quiere decir esto? Por ejemplo, la rotación de leche descremada ha sido más rápida que la de la leche entera, lo que obliga a la industria láctea a establecer una nueva logística que privilegie más a la primera sobre la segunda.

O en el caso de quesos. Se han demandado más frescos que madurados, en buena medida por los diferenciales de precios, y por la mejor y más pronta disponibilidad de los primeros.

Por fortuna, la industria de alimentos en general ha sido la que más rápido ha reaccionado y se ha repensado ante la situación actual. La misma presión del mercado le ha obligado a que sea así.

Tuvo que venir tremenda catástrofe para que el mundo le diera el lugar que merecen nuestros hombres y mujeres del campo. Seguramente sí. Lo importante es que pasada la crisis reflexionemos de la importancia estratégica y de generación de riqueza que tiene el mundo agropecuario.