Empecé estas líneas con el “Por fin” entre interrogaciones para denotar escepticismo frente a metas inalcanzadas, pero me decidí por los signos de admiración, porque FEDEGÁN está comprometido con los resultados de la “reconstrucción” actualizada de la plataforma tecnológica de trazabilidad que lanzaremos el 9 de diciembre con la ministra Carvajalino y la gerente del ICA, Paula Cepeda.
Primero un paréntesis para mis lectores no ganaderos. La trazabilidad bovina es un sistema sustentado en una plataforma tecnológica que, en lo fundamental, busca rastrear y registrar los datos de la vida de un animal, desde su nacimiento hasta que la leche y la carne –incluido el sacrificio en este caso– llegan al consumidor final.
Cerrado el paréntesis, quiero explicar por qué me referí atrás a una “reconstrucción. “Si algo funciona bien…, ¡no lo toques!”, es una máxima administrativa, de gobierno y de vida, que no le importó a Santos, cuando, en 2012, ordenó rescindir unilateralmente el convenio para el manejo operativo de las Guías Sanitarias de Movilidad, y un año después, “movilizó” al Congreso –una de sus experticias– para aprobar la ley 1659 de 2013, con el propósito de castigar a FEDEGÁN por no apoyar las negociaciones con las Farc, quitándole la administración delegada de la trazabilidad. Ahí empezó la destrucción.
Voy más atrás. En 1994, el recién creado Fondo Nacional del Ganado, de consuno con el Gobierno, definió como prioridad la erradicación de la fiebre aftosa para enrutar la vocación exportadora de la ganadería, meta que se alcanza en 2009, después de años de una exitosa alianza estratégica con el sector oficial y una inversión inmensa de los ganaderos a través de la parafiscalidad.
Desde 2002, FEDEGÁN no solo se convierte en promotor de la primera ley de trazabilidad (Ley 914/2004), sino que, mediante convenios con el Ministerio de Agricultura y el ICA, desarrolló la primera plataforma tecnológica, el SINIGAN que hoy hemos reconstruido, y lo administró con éxito hasta el golpe de mano de Santos en 2013.
Vendría más. En 2016, el gobierno Santos se ensaña con FEDEGÁN y le quita la administración del Fondo Nacional del Ganado. La totalidad de sus programas se suspenden con la excepción de los ciclos de vacunación contra fiebre aftosa, que quedan en manos de una administración espuria. Quizás el símbolo más grave de este proceso de destrucción fue la suspensión en 2016 y luego la pérdida en 2017, del estatus sanitario de país libre de fiebre aftosa, cuya recuperación se convirtió en prioridad cuando FEDEGÁN reasumió la administración de la parafiscalidad en 2019 y, muy rápidamente, el estatus sanitario en 2020.
La recuperación de la trazabilidad destruida se convirtió entonces en otro pendiente, en el que hemos trabajado con juicio, sistemáticamente, con prácticamente todos los ministros y gerentes del ICA desde el gobierno Duque.
De ahí la importancia que otorgamos al lanzamiento del nuevo SINIGAN, no solo para el fortalecimiento de la seguridad sanitaria, sino por su utilidad en otros campos, como la lucha contra el contrabando y el sacrificio clandestino, con serias implicaciones de salud pública, impacto ambiental y afectación de los ingresos de las entidades territoriales y del Fondo Nacional del Ganado.
Adicionalmente, la trazabilidad, como exigencia de los mercados, ha sido un escollo para exportar carne a Estados Unidos, un mercado próximo, de altos precios y desabastecido; una oportunidad que podremos aprovechar con mayor facilidad.
La trazabilidad, entonces, no es un asunto menor, sino una historia de esfuerzos que requiere una acción interinstitucional articulada, en la cual la nueva plataforma tecnológica representa una promesa de valor que, ¡por fin!, dará resultados para beneficio del país y de sus ganaderos.
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