Esta empresa se ha consolidado como un ejemplo de éxito y tradición, por lo que fue elegida como parada obligatoria en este recorrido. Con tres generaciones al frente, mostró a más de 400 ganaderos cómo el compromiso, la sostenibilidad y la pasión por el campo convierten una finca familiar en referente nacional en genética bovina.
La ruta ganadera hace su última parada clave en el Cesar antes de pasar al Magdalena. En el cuarto día de la Gira Técnica Ganadera 2025, más de 400 productores de todo el país llegan hasta Rancho Ariguaní, una finca que cumple cinco décadas apostando por la excelencia genética, la sostenibilidad y el amor profundo por el campo.
Este predio ha sido pionero en la producción de genética bovina de alto valor, enfocándose en las razas brahman gris y rojo, y los cruces F1 con pardo suizo. (Lea en CONtexto ganadero: Estas perlas ganaderas del Cesar y Magdalena harán parte de la Gira Técnica Nacional 2025)
Hoy, su legado se fortalece con prácticas de innovación como la transferencia de embriones (TE) y la inseminación artificial a tiempo fijo (IATF), herramientas que han garantizado avances significativos en productividad y calidad.
El administrador de esta empresa familiar, Juan Manuel Valencia, lleva más de tres décadas al frente del rancho. Su testimonio es, ante todo, una defensa apasionada del campo. En sus palabras, “el campo es vida, es amor, es felicidad”. Para él, trabajar la tierra y criar ganado no es solo una actividad económica, sino una misión de vida.
Criado entre ganado y pastizales, Valencia es la segunda generación que lidera esta empresa ganadera. Desde hace años decidió vivir permanentemente en la finca, decisión que se afianzó con la pandemia.
Valencia confesó que “nos encerramos aquí y descubrí que no quería estar en otro lugar”. Su cercanía con los trabajadores y su presencia diaria son parte del secreto que ha permitido a Ariguaní mantenerse fuerte, aún en tiempos complejos.
El rancho no solo ha sobrevivido medio siglo, ha evolucionado con el tiempo. La clave, según su administrador, ha sido nunca dejar de luchar ni de sentir pasión por lo que se hace.
“Esto no solo es un negocio, es una satisfacción personal y espiritual. A veces ni uno sabe cómo explicarlo, porque no es decirlo, es sentirlo”, sostuvo.
Tecnología y sostenibilidad con propósito
La sostenibilidad no es una moda en Rancho Ariguaní, sino que es parte esencial de su modelo. El respeto por el medio ambiente, el uso eficiente del suelo y el manejo responsable de los recursos naturales son pilares de su operación.
“Adaptarse a los tiempos no es fácil, pero vamos avanzando día a día. Hay que meterle tecnología, maquinaria y conocimiento”, explicó Valencia.
Este enfoque también ha sido clave para mantener una relación equilibrada entre el animal, la tierra y el entorno. De acuerdo con Valencia, “buscamos llegar a lo más cerca de lo perfecto para tener una gran vida, tanto para nosotros como para el ganado”.
Relevo generacional y rentabilidad
Consciente del reto que representa la falta de relevo generacional en el campo, Valencia tiene un mensaje para quienes apenas comienzan: paciencia, formación y compromiso.
“Lo primero es hacer las cosas bien hechas, aunque sea poco. Ser ganadero empieza por ser cultivador. Sin comida no hay genética, no hay nada”, afirmó. (Lea en CONtexto ganadero: Con récord de asistentes inició la XIX Gira Técnica Nacional, la más grande en la historia de Fedegán)
Para él, la ganadería es un proceso lento pero gratificante. Cree que solo quienes trabajan con conciencia y constancia lograrán construir negocios sostenibles en el tiempo.
En ese sentido, Valencia manifestó que “esto no es de la noche a la mañana. Es algo que va creciendo, poco a poco, hasta convertirse en una verdadera satisfacción”.
Es por esto que cuando se trata del tema más sensible para todo ganadero, el bolsillo, Rancho Ariguaní también tiene respuestas sólidas. Su apuesta por la genética de alta calidad y el trabajo con asesores especializados ha sido fundamental para lograr una rentabilidad constante.
Según el administrador de Rancho Ariguaní, “la ganadería se hace con toros, y hay que estudiar mucho. Mirar, leer, asesorarse. Nosotros contamos con un equipo que nos apoya en las diferentes áreas, y eso nos permite hacer las cosas bien desde el principio, para agregar valor a todo lo que producimos”.
A lo largo de su trayectoria, el rancho ha ganado múltiples premios nacionales y ha consolidado ejemplares de renombre como el toro 1562, un gran campeón que hoy es emblema del legado familiar.
La historia de esta empresa agropecuaria es un recordatorio de que la ganadería colombiana tiene futuro si se apuesta por el conocimiento, la sostenibilidad y, sobre todo, por el amor profundo al campo.