En una vereda donde el ganado pastaba sin control y las prácticas tradicionales dominaban el paisaje, un ingeniero agrónomo sin experiencia previa en producción bovina decidió cambiar el rumbo de su finca. Gracias al programa Ganadería Sostenible de Fedegán, cambió su mentalidad y se convirtió en un ejemplo para sus vecinos.
En una pequeña finca en la vereda San Miguel, municipio de Cubarral (Meta), Hernando Muñoz decidió apostarle a la sostenibilidad como camino para revertir su terreno y hacer de la ganadería una actividad verdaderamente rentable.
“Digamos que mi experiencia con el ganado era prácticamente nula”, confesó Muñoz, ingeniero agrónomo de profesión. (Lea en CONtexto ganadero: “Ganadería sostenible y restauración son íntimos y naturales generadores de vida en el campo”: Fedegán)
Hoy, tres años después de haber llegado a su finca, y apenas cuatro meses tras la adquisición de sus primeros animales para engorde, habla con claridad de quien ha vivido un proceso de transformación profunda, no solo en su tierra, sino también en su mentalidad.
La historia de Muñoz no es única, pero sí ejemplar. Como muchos pequeños productores en Colombia, asumió el reto de hacer ganadería sin contar con una tradición familiar ni un conocimiento consolidado en el área. Y decidió hacerlo de la mano de la sostenibilidad.
Programa Ganadería Sostenible
Su incursión en el programa de Ganadería Sostenible de Fedegán fue, más que una decisión técnica, una “oportunidad de aprender un poco acerca del ganado”, como aseguró, agregando que las primeras capacitaciones lo sacudieron.
Acostumbrado a ver cómo en su vereda los potreros se medían ‘al ojo’ y los animales pastaban sin control, entendió que algo tan sencillo como estimar la biomasa disponible y calcular con precisión la carga animal podría ser el primer gran paso hacia el cambio.
“Eso ya es una ganancia”, dijo Muñoz, refiriéndose al hecho de evitar tanto la pérdida de forraje por lignificación como el sobrepastoreo que impide la ganancia de peso en los animales.
La zona donde vive, marcada por una ganadería extensiva sin tecnificación, parecía negarse a cualquier otro modelo. “Aquí nadie siembra, todo es ganado, todo el mundo tiene ganado, nadie tiene agricultura, solo yo”, contó el profesional.
En su finca, cultiva cacao y tomate, y ahora también recolecta estiércol para alimentar su lombricultivo, el cual nutre sus cultivos. Es un sistema de construcción lleno de posibilidades. “Yo he empezado a transformar esta finca para que sea sostenible”, repitió el productor.
Uno de los cambios más relevantes ha sido la implementación de bancos de proteína. A diferencia de sus vecinos, que no disponen de uno, Muñoz ya comenzó a sembrar matarratón, botón de oro y kudzú tropical. “El ganado se sostiene con el pasto, pero necesita la proteína para subir de peso”, aclaró.
Con prácticas sostenibles, le han enseñado que es posible mantener hasta cuatro animales por hectárea, cuadruplicando la productividad sin ampliar la frontera agrícola.
En paralelo, ha mejorado la rotación de potreros y ha aprendido a manejar el pasto para evitar su lignificación. En sus palabras, “el pasto que no se mantenga bien crece desde los 10 o 15 centímetros, y eso es caldo de cultivo para las plagas”. En su caso, ha aprendido a pastorear bien y guadañar para que el rebrote sea desde el nivel del suelo.
Ganadería sostenible
A su juicio, la ganadería sostenible no se trata solo de rotar potreros y sembrar proteína. Se trata de una visión integral del campo. Desde evitar que el ganado tome agua directamente de los ríos para prevenir contaminación, hasta erradicar prácticas como la quema de potreros, que destruyen la microflora y la microfauna del suelo.
Nelly Victoria Giraldo Sánchez, ingeniera agrónoma, reforzó esta mirada diciendo que “el suelo es un sistema vivo que regula el clima, produce alimentos y purifica el agua. Si lo cuidamos, cuidamos todos los ecosistemas que dependen de él”. (Lea en CONtexto ganadero: Ganadería debe apuntar siempre a ser verde y rentable ¿Cómo lograrlo?)
La historia de Muñoz es un llamado a que el conocimiento no se quede en la teoría, a que las capacitaciones se conviertan en acción. “Uno no engorda ganado por diversión, sino porque esto es un negocio”, expuso. La sostenibilidad, para él, no es solo una idea ambiental, es una estrategia productiva que asegura el futuro de su finca.
Por eso, el productor concluyó que “lo más importante es cambiar la mentalidad. Cuando uno ve que las cosas sí funcionan, ahí es cuando se animan a cambiar”.