Una vida dedicada al campo, la sostenibilidad y la formación de nuevas generaciones. Ramiro Mejía, figura clave del Círculo de Gestión en Ganadería Sostenible de San Pedro (Sucre), transforma su experiencia en oportunidades para el relevo generacional y el futuro productivo del campo colombiano.

En San Pedro, Sucre, el nombre de Ramiro Mejía, mejor conocido como el capitán Mejía, resuena con fuerza entre corrales, pastizales y reuniones ganaderas.

Conmemorando cinco décadas de trabajo ininterrumpido, este referente de la ganadería regional no solo celebra una cifra redonda, sino la construcción de un legado que trasciende generaciones, prácticas y fronteras, enmarcado en la sostenibilidad y el compromiso social. (Lea en CONtexto ganadero: Fedegán transforma la actividad pecuaria con modelo de Círculos de Gestión en Ganadería Sostenible)

José Gregorio Navarro, secretario técnico en Sucre, no dudó en asegurar que “el capitán Mejía es un referente amable, activo, productivo, ambientalmente responsable y humano”. Su papel activo dentro del Círculo de Gestión en Ganadería Sostenible del municipio de San Pedro no solo lo consolida como líder técnico, sino como un mentor incansable.

La experiencia de Mejía no se guarda en el silencio de los años, sino que se comparte con generosidad, convirtiéndose en una luz guía para jóvenes ganaderos y colegas de la región.

Esta disposición a enseñar es clave en un momento en que el campo colombiano enfrenta una de sus mayores amenazas, la falta de relevo generacional.

Uno de los momentos más recordados por los miembros del círculo ganadero ocurrió en la finca El Cairo, propiedad del capitán Mejía. Allí, en un encuentro que combinó práctica, teoría y camaradería, el anfitrión enseñó de forma detallada la elaboración de una sal mineralizada proteinada.

Lejos de ser una simple práctica, este taller se convirtió en una experiencia sensorial que permitió a los asistentes comprender las materias primas desde sus texturas, olores, colores y sabores.

Este tipo de aportes no solo enriquece técnicamente a los ganaderos, sino que tiene un impacto económico directo, ya que reduce los costos de producción y fomenta la autonomía en las unidades productivas.

Sostenibilidad y legado

El capitán Mejía no ha dejado de asistir a una sola reunión ganadera del círculo. Su presencia representa la fusión perfecta entre conocimiento técnico y sabiduría vivencial. Sus intervenciones construyen espacios donde se cruzan ideas, se resuelven dudas y, sobre todo, se genera comunidad.

Su compromiso con la sostenibilidad no es discurso, es acción, por eso sus prácticas responsables, su respeto por el entorno y su impulso a una ganadería adaptada a los nuevos desafíos climáticos lo colocan como un modelo replicable para los ganaderos de Sucre y de todo el Caribe colombiano.

Hablar del Capitán Mejía es hablar de una vida dedicada a algo más que producir, a sembrar conciencia, identidad y pertenencia. Mientras celebra sus bodas de oro con la ganadería, el Capi, como le dicen con cariño, continúa entregando lo mejor de sí en cada conversación, en cada reunión, en cada enseñanza. (Lea en CONtexto ganadero: Cada finca es un mundo: así se transforma la ganadería sostenible en Casanare)

Y como bien lo expresa Navarro, la comunidad solo puede decir: “Gracias, Capi, por sus aportes. Dios le permita seguir compartiendo sus conocimientos por medio siglo más”.