banner

Cargando...

Herminia y sus dos milagros: la inspiradora historia de una mujer que convirtió una vaca en esperanza

Melanny Orozco 27 de Junio 2025
Vaca por la pazFoto: FundagánHerminia Gómez siempre ha sido una mujer de campo, acostumbrada al trabajo duro.

En las montañas de Santander, una trabajadora del campo transformó su destino gracias al apoyo de un programa ganadero que sembró más que alimento, sembró esperanza. Herminia Gómez encontró en una vaca y su cría una oportunidad para superar la adversidad y levantar su finca. Su historia representa a cientos de hogares rurales que esperan una mano solidaria para reescribir su futuro.


En la vereda de Morarí, del municipio de Guapotá (Santander), Herminia Gómez, una campesina marcada por la necesidad y la enfermedad en su hogar, cambió el rumbo de su vida cuando recibió una donación de un animal gracias al programa Una vaca por la paz de la Fundación Colombia Ganadera (Fundagán), el brazo social de Fedegán.

Desde ese entonces, su lucha diaria es por su familia, por el campo y por un futuro posible. (Lea en CONtexto ganadero: “Nunca pensé que una vaca me fuera a cambiar tanto la vida": historia de una madre campesina en Meta)

Herminia Gómez siempre ha sido una mujer de campo, acostumbrada al trabajo duro. Pero la enfermedad de su esposo y de su hijo, y la necesidad de criar a su nieto sin ingresos fijos, la obligaron a buscar formas de sostener a su familia.

La llegada de una vaca a su vida no solo fue un acto de solidaridad, fue la chispa que encendió la posibilidad de un mañana diferente.

La vaca, a quien Herminia llamó Recuerdo, llegó acompañada de una ternera a la que nombró Milagros, una designación que no recibió por casualidad. La cría nació débil, sin fuerzas, y con escasas probabilidades de sobrevivir.

Fue entonces cuando esta ganadera, movida por la fe, le pidió a Dios con fervor que no le quitara esa bendición. Contra todo pronóstico, Milagros se recuperó. Para Herminia, ese momento fue la prueba de que lo imposible sí es posible.

Más allá de lo simbólico, Recuerdo representa un cambio tangible con leche para su casa, un plato servido cada día y una fuente de ingresos para enfrentar los gastos más urgentes.

“Es una ayuda excelente para mi familia. Sin esa vaca, ¿cómo la habría comprado si no tengo?”, manifestó. Con esta vaca, obtuvo la leche que se convirtió en el desayuno, el almuerzo y el sustento diario.

El día a día transcurre con un cuidado meticuloso por estos dos animales. Es por esa razón que, según Herminia, “tengo la meta de seguir hasta que mi Dios me regale salud. Poco o mucho, pero busco el pan de cada día”.


Oportunidad que transforma


El impacto del programa Una Vaca por la Paz, liderado por Fundagán, va mucho más allá del beneficio individual. A través de la entrega de animales productivos a mujeres en situación de vulnerabilidad, se fomenta la autosuficiencia y se fortalece el tejido rural.

Herminia no solo es beneficiaria, se ha convertido en un ejemplo para su comunidad, demostrando que el campo puede ser motor de progreso cuando hay apoyo y voluntad. (Lea en CONtexto ganadero: Jóvenes en rehabilitación encuentran esperanza con Una Vaca por la Paz)

La labor de Fundagán no es solo en la entrega de la vaca, es el impulso productivo, un acto de fe en el campo, y una red de aprendizaje entre familias que comparten la misma tierra y las mismas ganas de salir adelante.


Más leche y futuro


Más allá de lo simbólico, una vaca puede ser el motor económico. Su leche, sus crías, su presencia misma genera valor. La historia de Herminia muestra que una acción bien dirigida puede encender muchas vidas.

Al final del día, Herminia observa a Recuerdo y Milagros como su capital, su compañía y su milagro de supervivencia, porque como ella misma lo dice, “tengo el animal y, sé que con eso iré progresando para sobrevivir. Estos animales son una ayuda muy buena”.

(Si no ve el video, refresque la página)


banner

Noticias Relacionadas