Hablamos de Temple Grandin, una mujer cuyos diseños de corrales curvos, comprensión del comportamiento bovino y defensa del bienestar animal revolucionaron la ganadería moderna. Sus ideas, que son hoy replicadas globalmente, cambiaron para siempre cómo se manejan los animales en granjas y plantas de faena.

A partir de la observación minuciosa de estímulos que generan miedo y estrés en el ganado, Temple Grandin desarrolló sistemas de manejo que reducen lesiones, mejoran la eficiencia y elevan los estándares de bienestar en la industria cárnica de numerosos países.

Grandin, científica estadounidense nacida en 1947, comprendió que los bovinos reaccionan intensamente ante sombras, reflejos, objetos colgantes y cambios bruscos de luz. Su enfoque -basado en la etología y la empatía con los animales- la llevó a diseñar corrales curvos, pasillos de paredes sólidas y sistemas de movimiento controlado que disminuyen el pánico y facilitan el manejo.

Hoy, los diseños de Grandin están presentes en mataderos y ranchos de Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia y América Latina, convirtiéndose en referencia obligatoria para productores y frigoríficos.

Temple Grandin, científica estadounidense nacida en 1947, comprendió que los bovinos reaccionan intensamente ante sombras, reflejos, objetos colgantes y cambios bruscos de luz. Foto de portada del libro The Autistic Brain (Helping Different Kinds of Minds Succeed).

Impacto científico demostrado

La comunidad académica ha documentado ampliamente los beneficios de sus sistemas. Entre los estudios recientes que evalúan su impacto destacan: Hemsworth et al. (2020), sobre reducción de vocalizaciones y lesiones en plantas de faena; Lensink & Velarde (2021), que valida la eficiencia de corrales curvos en estrés pre-sacrificio; Edwards-Callaway et al. (2022), sobre mejoras en seguridad operaria y bienestar animal y Gallo et al. (2023), que confirma menor resistencia al movimiento en ganado manejado con diseños tipo Grandin.

Autismo: entre el mito y lo comprobado

Grandin ha hablado abiertamente de su condición dentro del espectro autista, aunque muchos relatos populares exageran episodios no verificables de su infancia. Lo cierto es que su sensibilidad sensorial y su forma particular de procesar el entorno influyeron profundamente en su capacidad para comprender a los animales.

La contribución de Temple Grandin no es solo técnica: es cultural. Su legado demostró que producir carne con bienestar es posible, medible y rentable, y que entender al animal es el primer paso hacia una ganadería más humana y eficiente.