El retiro del acceso a este mecanismo de financiamiento internacional refleja la fragilidad de las cuentas públicas del país. Expertos insisten en la urgencia de aplicar correctivos estructurales para recuperar la confianza y que se ponga en marcha un plan serio y creíble de ajuste a las finanzas.
Un nuevo campanazo de alerta sobre la fragilidad de las finanzas públicas acaba de sacudir al país: Colombia perdió el acceso a la Línea de Crédito Flexible (LCF) del Fondo Monetario Internacional (FMI), uno de los mecanismos de respaldo financiero más importantes con que contaba la Nación.
La decisión fue confirmada por el organismo multilateral y, en reacción, el Gobierno Nacional anunció la cancelación formal de este instrumento de financiamiento. El hecho ha sido interpretado por analistas como un llamado urgente a tomar medidas de ajuste fiscal serias y creíbles.
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, expresó su preocupación a través de la red social X. Según el economista, la suspensión del FMI “es simplemente el reconocimiento formal de esa pérdida de acceso”. (Lea en CONtexto ganadero: Banco de la República mantiene estable la tasa de interés en 9,25%)
El reciente comunicado del FMI confirmó que Colombia perdió el acceso a la Línea de Crédito Flexible (LCF), al concluir que el país ya no cumple plenamente con los criterios de solidez del marco de política económica, en especial en materia fiscal. En consecuencia, la decisión…
— Luis Fernando Mejía (@LuisFerMejia) September 30, 2025
Mejía recordó que la LCF funcionaba como un salvavidas en caso de choques externos, al garantizar recursos inmediatos en dólares. El país había usado parte de este cupo durante la pandemia del covid-19, cuando se disparó el gasto público para atender la emergencia. Desde entonces, Colombia venía pagando las obligaciones adquiridas y debía abonar el saldo final en diciembre de 2025.
En abril de este año, el Banco de la República ya había advertido sobre la suspensión del acceso. La medida fue ratificada el 1 de octubre por el FMI, que argumentó la falta de solidez del marco de política económica, especialmente en el frente fiscal.
Ante la imposibilidad de recuperar esta opción en el corto plazo, el Gobierno optó por dar por terminado el acuerdo, decisión que los mercados ya anticipaban. Sin embargo, más allá de su impacto inmediato, los expertos consideran que el episodio es una señal preocupante para la estabilidad macroeconómica.
“No obstante, se considera un fuerte campanazo de alerta frente a la gravedad de la situación fiscal de Colombia”, reiteró Mejía.