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Colombia tiene todo para ser potencia exportadora de carne, pero enfrenta retos que limitan su competitividad

Melanny Orozco 20 de Septiembre 2025
¿Por qué no despegamos en exportaciones de carne?Foto: Fedegán FNG - ShutterstockEl sacrificio ilegal de bovinos se ha convertido en uno de los grandes saboteadores internos del sector cárnico.

Aunque tiene uno de los hatos ganaderos más grandes del mundo, el sector cárnico enfrenta serios obstáculos para despegar como referente mundial. La informalidad en el sacrificio, la ausencia de trazabilidad efectiva y los vacíos en la política comercial la limitan, comprometen la salud pública y la economía nacional.


Colombia, con más de 30 millones de cabezas de ganado, ostenta uno de los hatos más grandes del mundo. Sin embargo, ese potencial contrasta con una realidad preocupante: cerca del 40 % del sacrificio bovino se realiza de forma clandestina.

Como ya es sabido, dicha práctica no solo erosiona la legalidad en la cadena de valor, sino que representa un riesgo directo para la salud pública, afecta la rentabilidad de los frigoríficos legales y perpetúa un modelo económico ineficiente, según lo advirtió Óscar Cubillos Pedraza, jefe de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán – FNG.


Enemigo del sistema


El sacrificio ilegal de bovinos se ha convertido en uno de los grandes saboteadores internos del sector cárnico. Animales robados y faenados en potreros o instalaciones sin control sanitario terminan en los mercados sin trazabilidad ni garantía sanitaria, lo que demuestra que el control es débil.

Las secretarías de salud municipales, clave en la vigilancia de la comercialización, carecen de recursos y personal. Y el Invima, con cobertura limitada a pocos municipios, no puede asumir solo la vigilancia nacional.

A juicio de Cubillos, es imperativo fortalecer las capacidades de las entidades territoriales y dotarlas de herramientas para sancionar a quienes operan fuera de la ley.

La implementación urgente de un sistema nacional de trazabilidad bovina es una de las piedras angulares para enfrentar esta informalidad estructural. En palabras de Cubillos Pedraza, “si encuentro un bovino en cualquier parte, debo poder rastrear su origen y verificar su legalidad”.

Además, la clausura de plantas de beneficio en municipios pequeños ha dejado un vacío en la oferta legal de carne que ha sido rápidamente ocupado por canales ilegales. Las plantas de autoconsumo, especialmente en municipios de categorías 5 y 6, necesitan inversión, modernización y acompañamiento técnico.

De acuerdo con Cubillos Pedraza, fortalecer estas plantas es esencial para arrebatarle espacio al sacrificio clandestino y restablecer la legalidad en regiones hoy dominadas por la informalidad.


Sacrificio formal


A pesar de una ligera recuperación en 2024, los niveles de sacrificio legal aún no alcanzan los de 2013. Las razones están relacionadas con deterioro económico, baja inversión pública, presión inflacionaria postpandemia y una oferta restringida por la escasez de frigoríficos.

A lo anterior se suman las importaciones de carne porcina y aviar, que rondan las 200.000 toneladas anuales, las cuales afectan el consumo interno de carne bovina.

Sin embargo, el verdadero cuello de botella sigue siendo la informalidad, pues mientras 3,2 millones de bovinos se sacrifican en plantas formales, más de un millón lo hacen en la clandestinidad.

El mercado existe, pero gran parte fluye por canales ilegales, logrando socavar el desarrollo del sector.


Precios en aumento


Una anomalía constante en el mercado cárnico colombiano es la desconexión entre el precio del ganado en pie y el precio al consumidor. Cuando el valor del novillo baja, el precio de la carne permanece inalterable; pero si sube, la carne se encarece de inmediato.

Esta simetría beneficia a los eslabones comerciales, aunque castiga al consumidor final y limita el incentivo para formalizar el consumo.

Es por eso que Cubillos Pedraza planteó que, aunque esta distorsión es difícil de corregir por completo, se puede mitigar con una mayor oferta legal de carne y con consumidores más exigentes y educados que presionen por precios justos.


Competencia internacional y política exterior


La apreciación del peso colombiano frente a monedas de países competidores como Brasil ha encarecido artificialmente la carne colombiana en los mercados internacionales. Mientras el real se depreció, el peso se fortaleció, restando competitividad a nuestras exportaciones. La alta tasa de interés local, hoy cercana al 9,25 %, incentiva el ingreso de dólares, reduce el valor de esa moneda en Colombia y encarece nuestras exportaciones.

Cubillos Pedraza expuso que, para que el tipo de cambio juegue a favor del sector exportador, se requiere una economía más saludable y estable. Una tasa de cambio más competitiva permitiría mantener precios internos sostenibles sin castigar al productor ni al mercado internacional.

En ese orden de ideas, mientras países competidores aprovechan acuerdos comerciales estratégicos, Colombia ha desaprovechado oportunidades clave. El mercado estadounidense, por ejemplo, sigue siendo inaccesible por falta de gestión diplomática y comercial.

Para el profesional, “nos pusieron un arancel del 10 % y no hemos hecho nada para que nos lo quiten”. Mientras tanto, otros países ganan terreno en mercados que deberían ser naturales para Colombia.

Finalmente, la falta de una política comercial estructurada, sumada a tensiones diplomáticas con socios estratégicos como Estados Unidos, ha dejado al país sin opciones claras de crecimiento en mercados de alto valor como Indonesia, Japón o el propio EE. UU.


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