El reconocido músico vallenato encontró en la ganadería bufalina una pasión paralela a la música. Desde Pivijay, Magdalena, combina melodías y producción lechera mientras defiende el valor del campo colombiano.
Luis José Villa lleva el ritmo del vallenato en las venas, pero también la fuerza del campo. Nacido en una familia ganadera, su destino parecía marcado por las vacas.
Sin embargo, en 2020 tomó una decisión que muchos cuestionaron: apostó por la cría de búfalos. (Lea en CONtexto ganadero: “Yo me desvivo por cantarle a los campesinos”: Peter Manjarrés)
"Tú estás jodido, ¿cómo te vas a meter en esos animales que son daña tierra, que son no sé qué", le decían familiares y conocidos.
Contra todo pronóstico, se lanzó de lleno en este nuevo camino, desafiando prejuicios y siguiendo su intuición. Hoy, no se arrepiente.
Aunque reconoce que no fue fácil, resaltó cómo el aprendizaje ha sido constante y que el gremio bufalero en Pivijay lo ha arropado.
“El municipio con más búfalos en Colombia es Pivijay. El departamento con más búfalos es Córdoba, pero el municipio es este”, señaló con orgullo.
Búfalos: fuerza, leche y resistencia
Para Villa, los búfalos no solo producen leche de alta calidad, también son animales versátiles.
“Son tan fuertes que pueden ayudar a transportar corozo, grandes cargas”, afirmó. Aunque en Colombia se les ha visto con desconfianza, él insistió en cambiar esa percepción.
Y denunció: “Yo digo que los búfalos no son el problema. El problema somos nosotros, los seres humanos, que no hacemos una buena rotación”.
Cree que el mal manejo ha llevado a injustas generalizaciones sobre estos animales. En su finca, cuida los pastos, siembra leguminosas y frutas, y se prepara cada año para enfrentar los retos del clima, ya sea el verano o el invierno.
Además de su resistencia, destaca el valor comercial de la leche bufalina, que ha ganado terreno en el mercado por su calidad y precio.
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Campo, música y familia
Entre jornadas de trabajo en la finca, Luis José no se aleja de su otra pasión: la música. A veces, lleva su acordeón al campo y convierte los ratos con sus trabajadores en improvisadas parrandas.
“El campo para mí es inspiración, el campo para mí es diversión”, confesó.
Ese entorno rural no solo le aporta ideas para sus canciones, también es el lugar donde ha construido una vida junto a su esposa y su hija.
“Mi esposa es la que se encarga de hacer los pagos de los trabajadores, desmonte, veneno, que hace falta algo”, relató. Para él, tener una compañera que apoye tanto la música como el trabajo rural, es una bendición.
Su hija de seis años también es parte esencial de esta historia: “Cuando yo le digo que vamos para la finca, para ella es felicidad porque ella se ha levantado en ese medio, tanto con sus abuelos. Esa es la herencia que nos han dejado nuestros ancestros”.
Luis José Villa tiene claro su propósito: vivir del campo, transmitir su amor por él y seguir haciendo música desde el corazón de la sabana. Y concluyó con una frase que resume su filosofía: "Hay que amar el campo, porque en el campo es donde tenemos todo".
Vea a continuación la entrevista completa: